POESÍA GUATEMALTECA ACTUAL / No. 190


 
Martín Díaz Valdés

Quetzaltenango, 1985

 

 

NACERÁ un nuevo accidente hermoso
chatarra nacida de la colisión de dos cuerpos
un laberinto de carrocerías y el hilo de sangre
que conoce la fuga mejor que las hormigas
sorteando picos
curvas
pliegues
valles
montañas
formas nuevas que se levantan con las raíces enredadas en los muertos
PUNTO Y SEGUIDO
Todos nuestros padres:
Yo trataba de leer mi poema entre el tartamudeo del llanto
vos ibas y venías gritando y rompiéndolo todo
Tratabas de decirme que nada de lo poético servía
mostrándome cómo mi poema era inútil para impedir que incendiaras la casa
Seguí leyendo con los ojos hinchados
la voz entrecortada
y mis lágrimas iban matando las letras del poema
Seguiste siendo el tornado al que mi presencia desesperaba
Yo tenía cinco años
tres
dieciocho
veintinueve
ya estaba muerto
unos cuantos meses
veinte años
trece
cuarenta y cinco
ochenta y nueve años
ciento quince
y todo se repetía
Cuando ya éramos hombres
me dijiste con el mismo amor con que me herías
que siempre tuve razón
pero nada te detuvo
PUNTO Y APARTE
A través de los ojos de mi madre
siendo apenas un camarón
en el océano cámbrico de su barriga
vi la era dorada de los flecos
y las camisas rosas donde unos lentes se erguían
en una playa con nombres como el de mi patria
o cualquier otro cráter en el que casara mi espalda de recién nacido
Muchos años después
vi el nombre de mi patria dicho por tus labios
más allá del lugar que pueda violar sus letras
con su cotidianidad obscena
el país y su conjunción melódica de sonido
cayendo entre tus palabras favoritas
El nombre de esta nación flotando en el aire
su delimitación política y geográfica entera
pudiendo desaparecer bajo un meteorito
cual defecación de Dios
Letras que forman el nombre de este huracán
su corriente de aire rasga y ondea la bandera
atravesando un momento aleatorio que se ata a una noche de hace poco
cabo originalmente suelto
punta de látigo
cuchillo que se suelta de las manos
en una memoria que no debería ser sino un invento de mal gusto
sed de morbo por lo que pasó entre mis padres
y su quebranto final
(qué te diré
hay rupturas que unen a las personas para siempre:
dos clavos en la pared del tiempo
unidos por una rajadura que pasa de ellos y se pierde en el horizonte)
una memoria con ralladuras que transita la adolescencia sobre dos rieles
parecidos a los senderos de los caracoles que bajan de las higueras
Seguro desde tus ojos se lanzaron otros horizontes
como hilos de pescar
volviéndose balcón insalvable
desde donde me ves con pena
yo
apenas yo
mis paraísos baratos y constantes
como humildes supernovas que palpitan dentro
yo
tan vasto pero incapaz
por ejemplo de saltar a los tacones de mi tatarabuela
y ver el caballo de su padre volviendo a casa solo
—cliché real, ¿qué se le va a hacer?—
yo
nombre de cristal
yo asimilando que aquí un disparo
es el vórtice normal de salida
que la espuma rabiosa se riega diario con aspersores sobre las láminas del techo
que todo arde con llamas invisibles desde hace muchos años
Conocí mejores lugares para derramar la existencia joven
entre los paletones de las faldas
los mocasines brillantes
y las latas de cerveza dispersas en valles nocturnos
para abrazar con nostalgia profunda el amasijo de exoesqueletos
que enjoyan las telarañas
escapularios de la casa en el epicentro de la familia
cristos de mosquitos y moscas
En el trópico aprendí de inmediato que se puede escapar
al perfil de cualquier ciudad lenta
sin hacer un papelón de Orfeo
siquiera cuando el rugido estalle muy cerca del tobillo
mientras se camina al asesinato de las virginidades
fingiendo estar seguro
bien seguro de lo que hacés
viendo directo a los ojos
mientras
mudo
rogás que alguien te detenga


Este fragmento pertenece al libro inédito Teúl.


Martín Díaz Valdés. Escritor, artista visual y titiritero. Ha publicado los libros de poesía Hiedra (Premio Víctor Villagrán Amaya de la Alianza Francesa de Quetzaltenango, 2009) y Este mal (Catafixia Editorial, 2010), así como el libro de cuentos Escolopendra (Editorial Cultura, 2014). Formó parte de los colectivos literarios Ritual y Metáfora, con los cuales colaboró para la organización del Festival Internacional de Poesía de Quetzaltenango desde 2003 hasta 2009, y de Canícula Teatro y Títeres como libretista y titiritero de 2009 a 2012, año en que fue becado por la Fundación Muñecos por el Desarrollo como fabricante, manipulador y productor de programas infantiles de muñecos animados. En 2014 desarrolló el proyecto fotográfico en redes sociales Pienso en Árbenz.