POESÍA DE ISRAEL/No. 182

 
Anat Zecharya
 
 

Comí un ángel

Me comí un ángel
de pie junto al fregadero
lo levanté del piso con una mano
sujetándolo como a un avión
y me tragué su elevación.
Las alas que fueron las últimas en entrar
crujieron entre mis dientes cuando se instaló
en mis espacios redondos desplegándose
sobre la nada.
Eso era justo lo que me faltaba
uno que tiemble en lo más hondo de mí
mientras yo aún palpito
cumplo con mi función
de vivir.
Quien espera siempre consigue
mientras tanto sólo se sabe de mí
que respiro.



El mundo verdadero


Yacíamos una junto al otro
tocándonos rodillas, muslos, manos
pudimos hacer un hijo
multiplicarnos con tanta fe
en ello.
Y podía haber dicho: alabada sea la rutina,
pero siempre quise ir al bosque
Arrojar de mí la manta y decirle a alguien:
toma por favor lo que te corresponde.
Suelto a los perros
atrapo ciervos de gran cornamenta
mato y pierdo
(y me apuro mucho quiero ir al bosque)

Aquí hay demasiado café, comida china,
demasiados chinos y deseos
de decir cosas brillantes
Aquí me falseo, me fustigo
me siento bien.
Ser simpática con todos
me va bien
a ojos de los hombres soy o asexuada
o interesante.
(Y me apuro mucho quiero ir al bosque)
Aquí correr para adelante es una muerte lenta
con pretensiones deportivas.
Humillan y halagan,
nada se vuelve más bello
con el tiempo
Y si finalmente alguien/tú pregunta
¿adónde vas ahora?
Al bosque
a bailar bailar bailar.



Herzl dijo

Herzl dijo
manos arriba
Herzl dijo
pon las manos sobre la cabeza
Herzl me dijo cuenta
hasta tres
Herzl dijo lámete
los labios
Herzl me dijo ponte
de rodillas
Herzl dijo huele
el olor del varón es bueno
para la salud
Herzl dijo ven
ahora nos desnudaremos
Herzl dijo yo profetizo desde mi carne
ábrete de piernas
date vuelta.
Herzl, dije,
yo me dilato yo me expando
yo contemplo mi jardín del edén
perdido para ti
porque la verdad me sobreviene
únicamente cuando estoy sola
mordiendo una manzana.



El lenguaje del agujero

Me interesan los agujeros
pero procuro no hacer de ello
una ideología
En carne propia aprendo pronuncio
oral anal fálico genital
vago sistemáticamente de uno al otro
en un agujero chupo trago
como si fuera oxígeno muerdo maldigo
doy besos franceses
con delicado canibalismo pródigo
en placer en dolor.
Hay agujeros muy significativos
llenos de deseo. Yo me inclino
por los vacíos que rechazan significados
pero abren posibilidades.
Un agujero es una especie de estorbo
local, estación terminal.
Quiero mirar en su interior
sólo para descubrir que me devuelve
una mirada hecha de carne desgarrada
que cuida de sus bordes.
No es que yo quiera entrar
y salir de todos, quiero
ser un pozo atemporal,
marco de un agujero
sin lugar sin centro
Y cuando me desborde, que alguna cosa
se detenga y otra irrumpa.
El animal debe crecer.
Corro pierdo corro encuentro
en eterno afán de llenarme.
Entretanto
le paso un segundo dedo en torno
con curiosidad, sin insolencia
porque sé que no estoy del lado
de Dios, donde el sol es
el poderoso ano del mundo.
Estoy exactamente del otro lado
el sol no amanece
desde mi trasero.



Sin título 2011

Dicen que todo tiene que ver con todo,
una gaviota que agita sus alas
cambia el clima para siempre;
un tornado en Texas
no es sólo un tornado en Texas,
un bosque no es sólo árboles.
Arrojas una piedra al lago
y las olas se expanden en todas direcciones
hasta que a un pez en Australia
le brotan manos y piernas
prefiere caminar a nadar
se arrastra fuera del agua
toma una piedra y golpea las cabezas
de tres peces
nos recuerda todo lo que
ya sabíamos sobre la sangre.
Hace mucho que no estamos defendidos
del blanco de las paredes.
Sudarios de plástico acolchado cuidan que nuestras manos
no hagan el mal.
Lo más fácil es entregarse al rojo y al oro.
Basta con preguntarnos:
¿Cuál es nuestro nombre?
Estar perdidos, querer salir,
salir a las avenidas para ver,
ver la textura del sol,
que algo se mueve entre las ramas y no cesa,
toda murmuración se vuelve consigna,
simplemente bailamos en torno al becerro
o sacudimos el trigo en el lagar para resguardarlo
todos juntos.
Nuestras manos olvidaron
lo que sabían,
sin sabiduría no hay harina,
y nosotros hacemos una cosa
para compensar otra.
Así funciona el mundo.
Y estamos hacinados, tan hacinados,
todos quieren estar en el centro.
Los últimos espacios abiertos que nos queden
serán los aeropuertos.



Felicidad

Emite tus gemidos de perra
así suena en ti la felicidad
cuando te sorprende en acción
con la lengua afuera,
luego pagarás,
no es castigo, es simplemente
así.
 

Traducciones de Florinda F. Goldberg


Anat Zecharya (1974). Dirige talleres de escritura y es crítica de danza en el diario Yediot Ajaronot. Obtuvo el premio Poesía en Camino de la Municipalidad de Tel Aviv (2005 y 2007), el Premio a Poetas Jóvenes en Lengua Hebrea del Festival Internacional de Poesía Shaar (2005) y una mención honorífica en el Festival de Poesía de Metula (2008). Fue invitada a representar a Israel en el festival Poesía Parnaso realizado en Inglaterra en el marco de la Olimpiada Cultural 2012. Ha publicado los poemarios Tan pronto como sea bella (2008) y Por error humano (2012).