Poder ser / No. 234

Toda línea se desdibuja



I

ESTÁ SITUADA SOBRE MÍ
la oscuridad entera
es mi sombra la cicatriz de huellas
el paisaje tronado a la mitad
es la luz
que lo platea y lo demarca
un juego de caída
un sostenerse del aire
barandal del pecho
un equilibrio que se amansa
rompiéndose la frente
hasta borrarme el rostro

la helada variedad de lo que soy
se me sucede
la certeza
de lo otro
es una respiración donde
volar me parece de un azul muy color alberca
de gorra, goggles
la respiración de nado a crol
un deleite con lo uno

es un centro muy acuático
donde miramos el suelo
con bonitos ojos de azafata
sobrevolando ríos

mis alas se abren
como dedos
más que tránsito aquí
el sitio donde soy


II

PORQUE A MÍ TAMBIÉN LA HUMANIDAD ME VENCE
cada que veo mi rostro
cuando las horas van dejando caer
el claroscuro
por esa hendidura
como si todo fuera visto a través de un
—les llaman tragaluces—
un pedazo de cielo transparente
por esa luz
logro ver cada una de las costuras
que tejen milimétricamente
mi piel

esta cara que por momentos vuelve
hacia gestos muy deformes
calculados y a la altura precisa
debajo de mis ojos encuentro a otro
quiero decir otra
y es extraño buscarme en su mirada
preguntar por aquél que no aparece
darme cuenta qué vacío

soy yo continuando esta carrera
de relevos a dónde voy y contra quién
es que tengo el cuerpo amoratado
como un animal carroñero que sale de las llamas
como un hombre que pierde los párpados por el fuego
deshaciéndose en el frío de las cosas quemadas
y es la ceniza de mí de lo que soy
un completo desplome de universos
que me interroga bajo la luz
de todos los semáforos
y parpadeo en su mutación que favorece la mía
en la forma que hace brillar mi cara
de verde de rojo

las luces me llevan a decir el borde de las cosas
con todo y diferencias
y mi voz que nadie escucha y donde nadie más la oye
se desliza en la posibilidad
de nombrar a cada cosa irrepetible
y así poner al mundo de lado de mi cuerpo

ignorando como siempre que todo lo unido
tiende a separarse
y no comprendo muy bien lo que me dice
porque algo también se está rompiendo
en todas partes hay algo que se rompe

y a veces soy el único testigo
del mundo
que por momentos también se me parece
en esa fragilidad de los contrarios

soy yo el único que corre
no lo creo, sé
cuando me miro de esta forma
y por encima de mí
están los otros
olvidando por completo que sólo lo que ha sido abandonado
tiene aún derecho de vivir
y es por la luz por su nostalgia de lumbre
que estoy del lado de las cosas que se rompen
de mi rostro que a cada rato se deshace
y de esta voz que fue la mía
de la que aún no encuentro forma
y no tengo cómo defenderme
se distancia
poniendo el pie sobre la herida
para no caer
también sobre el vacío

es que estoy acicalando las palabras
salto hacia el suelo que
ya aparecerá
esperando ver de ellas
qué ven cuando me miran
lo que suponen
herido también de los costados

soy mi propio cuerpo
cedo la costilla
abierto
como un cabro muy chico
al que desangran
y no encuentro tampoco rendición

cómo seguir entonces
mirando este rostro en los espejos
qué parte suya podría rescatar
si todo esto me parece abominable y no hay espacio
aún
en este habla
que diga acerca de uno mismo
el rechazo que tengo contra mí
como un deseo de muerte propia
y prematura

borrar el ser mientras se es
otra transformación de este paisaje
y cargar la propia muerte
sin aviso de todos los demás

poder llevar el muerto a un costado
abierto como res
y comiendo al mismo tiempo de su carne
la mía en el propio luto de mi cuerpo
corroerse
para vestirlo también

y sólo entonces cuando la luz
me devuelva un mineral
en este rostro
y las palabras
quepan todas en mis manos
pueda decir de él
aquellas cosas que quedan por cubrirlo
y terminar así con lo que a todos hace falta
sin la necesidad de que cualquier otro sea sacrificado

no es promesa sino necesidad
u otro modo de ser posible
que del lenguaje o de la luz se está escapando

a pesar del propio miedo que produce
no mirar en el espejo nunca el rostro que imagino