Placer / No. 231

Cosas que quiebran la mente
Por eso, el placer femenino existe. Y por eso el "placer femenino" no existe.
Luna Miguel, Caliente


Personajes:
LUNA
ADEM
ÉL
JESSICA
OTRO ÉL
TÍA CLARA
LA FAMILIA DE LUNA



Cuadro familiar, fiesta de cumpleaños de Javier. Luna, Vero, Luis y Javier posan para la foto. Alguien toma una foto. El tiempo y la acción se congela. Luna se separa de la composición. Habla al público.

LUNA: En esta foto tengo siete años. Estamos en el cumpleaños de mi primo Javier, en casa de mis abuelos paternos. Atrás de nosotros veo a algunos primos; Claudia, Rosa, José, Pedro. Mi tío Moisés sostiene el palo de la piñata, le da vueltas a un niño que no conozco, seguramente es amigo de la primaria de Javi. Antes de tomar la instantánea, alguien avienta confeti, por lo que sale flotando en el aire, como suspendiendo el tiempo y desafiando a la gravedad. Junto a mí salen Javi, mi hermana Vero y mi primo Luis. Vero me mira a la cara y tiene una sonrisa feroz. Me enseña los dientes de leche. Siento que me va a morder. Luis y Javi sólo sacan la lengua, Javi me pone cuernos. Todo lo anterior es el fondo para mi rostro. Mi ceño fruncido. Mis lágrimas… No pertenezco a este escenario. Sin contexto, sólo soy una niña citadina en medio de una fiesta de pueblo: caprichosa, berrinchuda, consentida. "Me la dejan aquí y yo se las envío a casa curada", diría mi abuelita Tere.

Volteo la foto.
En el reverso del papel fotográfico yo tengo siete.
Momentos antes de que papá disparara la cámara yo estaba en el baño.
Había algo entre mis piernas que hormigueaba, se puso caliente, se humedeció y necesitó ser atendido.
Por eso tardé en el baño.
Cierro los ojos
                              al placer
                                                               a la cosquilla.


Escucho una voz.
Es la tía Ofelia que abre la puerta y me descubre
                                                                                                                                      frotando mi clítoris.

Conversación de WhatsApp. Vemos los mensajes proyectados en una pantalla. Escuchamos la voz extranjera de Adem. Luna, sentada en su cama, contesta los mensajes. (Para montaje, se sugiere que los mensajes de texto sean traducidos al español, y que dichas traducciones funcionen como ecos de la voz en inglés.)
 
 
Luna, recostada en su cama, sostiene un vibrador. Se esconde debajo de las sábanas. Intenta. Luego, dice a público:

LUNA:
Me recuesto.
Abro las piernas.
La luz azul parpadea
sobre la base de mi juguete
que compré para usar con Adem.
Ahora no sé si tiene caso introducirlo
dentro de mí. Siento cómo vibra por fuera.
No sé si esto podrá darme el orgasmo que
quería para ambos, porque yo jamás
he usado uno de estos, pero él
quería verme que probara
porque estas cosas…
mostrarle
mis pechos,
mis manos,
mi vulva,
la lencería,
todo eso
sí le daba
placer.
Pero ahora,
yo sola con esto
de piernas abiertas
tumbada en la cama,
no sé si tiene sentido.


Luna vuelve al recuerdo de la fiesta de Javier. Baño en la casa de los abuelos paternos. Está de perfil, sentada sobre el escusado mete la mano debajo del pantalón y comienza a frotar su entrepierna. Silencio. Continúa. De repente, irrumpe la tía Clara.

TÍA CLARA Niña, ¿qué haces?/
LUNA: Nada tía, yo/
TÍA CLARA: Déjese de estar tocando ahí./
LUNA: No, es que yo/
TÍA CLARA: ¡No! No quiero oírlo. Qué vergüenza. Diosito siempre está observando. A Diosito no le gusta que las niñas se porten mal ni hagan estas porquerías. Las castiga y las deja ciegas y con pelos en las manos./
LUNA: Pero yo/
TÍA CLARA: Voy a hablar con tus papás. Estas cosas no se hacen.
LUNA: …
TÍA CLARA: Ándale. Vete a jugar con tus primos. Nomás no te castigo porque es el cumpleaños de Javi y no queremos arruinarle la fiesta.

Terraza de una casa en la Roma. Es de noche. Otoño. Fiesta de Halloween. Gente bailando. Música a todo volumen.


ÉL: Luna, tengo un regalo para ti.
LUNA: ¿Qué?
ÉL: Ven, vamos al baño.
LUNA: ¿Qué, por qué?
(Sonrisa.)
ÉL: Ay, Lunita. Esos ojos…
LUNA: Son igual que siempre.
ÉL: No. Yo creo que son los pupilentes.
(Sonrisa.)
ÉL. Dame un beso.
(Silencio.)
ÉL: ¿Por qué no me das un beso?
LUNA: Sí me gustas, pero tienes novia.
(Sonrisa.)


Se suspende el tiempo. Luna se queda congelada con los brazos alrededor del cuello de Él. Poco a poco, el tiempo retoma su velocidad, y mientras lo mira ocurre lo que Luna va narrando.

LUNA: Ésta es una historia de Instagram sobre una fiesta de Halloween a la que
acabo de ir.
Adem y yo terminamos.
Hace semanas.
"Un tiempo".
No he vuelto a saber de él.
Tengo el corazón roto, estoy pedísima, mezclé cerveza y vino espumoso.
Yo no bebo.
Él me gusta.
Yo tengo el corazón roto.
En este video, bailo
"I Follow Rivers" de Lykke Li.
Y algo me duele a altura del bra,
pero otra cosa, en medio de mis piernas
me empuja con fuerza
hacia la noche.
Él me gusta y yo estoy peda.
En el momento más cursi, me toma del cuello
Y.

Fondo negro. Encuadre. Close up. La piel tersa, luminosa, rosada. Dos pares de labios. Unos, los primeros, aguardan entreabiertos. Son carnosos, rosa coral. Húmedos. Los segundos labios se acercan lentamente. Poco a poco entran a encuadre. Poco a poco acortan distancia. Poco a poco un calor. Una humedad. Una textura suave.

Lo disfruto. Respondo.
El encuadre permanece.
Se alarga.
De repente
me despierto llorando.

Luna se levanta de la cama. Camina por su cuarto. Va a su clóset, saca una caja de zapatos y comienza a ver fotos, objetos viejos, un par de guantes sin dedos. Encuentra un papel muy arrugado. Lo desdobla. Lee al público:

—Amiguis, ¿qué onda con tu novio?
—¿Por?
—¿Pues qué le das o qué haces? No manches, siempre te anda mandando flores y regalos.
—No sé, güey. Me ama, yo creo.
—Pero no mames, yo he andado con vatos y nunca me regalan nada.
—Es que él es mayor y tiene varo.
—No manches, qué envidia de la buena, mana. Ya nada más falta que venga pa'conocerlo.
—No, amiguis, no puede. Es mayor y anda en la chamba cuando nosotras salimos.
—Oye, ¿y cómo es? ¿Es guapo? ¿Te gusta?
—No, la verdad no está guapo, pero tiene bonito cuerpo.
—¿Físicamente a quién se parece?
—Hmmm… pues es que no sé. Es árabe. Bueno, eso dice… no conozco a nadie que se parezca a él… No sé. No es de mi tipo.
—Tons, ¿cuál es tu tipo? ¿Qué te gusta?

Jessica aparece en escena y se queda preguntando al público qué les gusta. Luna va a la cama, vuelve a meterse debajo de las sábanas con su vibrador.

LUNA: No llego no llego no llego no llego no llego no llego no llego no llego sólo siento una fuerte sacudida en mi pelvis, pero no me gusta, tal vez sólo estoy triste porque yo quería vivir esto con Adem, pero se ha ido y yo estoy a punto de caer en un cliché, entre las vibraciones pienso que han creado este tipo de juguetes para la gente sola, caliente y rota, para la gente que en cierta forma
no sabe lo que le gusta.

Luna se vuelve a meter bajo las sábanas. Tres hombres, como fantasmas de la memoria de Luna, enuncian al público:

—No, no te lo quites. Así está bien.
—Now, show me more.
 
—Ven vamos al baño.
 
—Sí. Me gusta con el uniforme puesto.
—Yes. Your face first.

—Esos ojos.

—Iré lento porque dices que eres virgen, ¿no?

—Now, put your camera down. Yes. Slowly.

—Sólo fluye.

—¿Así te gusta? ¿Te está doliendo?

—Just right there. Yes…

—Voy a ir un poco más rápido.

—Tus labios son muy suaves.

—Yes. Now moan. Yes… louder, I wanna hear you.

—Sí, sí, sí.

—I'm gonna come!

—Relájate. Luego pensamos en eso.

—…
—…
 
—…

—¿Leíste el libro que te regalé?
¿Sí? Lolita. Mi favorito. Yo soy como Humbert Humbert.
 
—Baby, I must go now.
It's very late here and I have to wake up early tomorrow.

—¿Por qué te vas? ¡Espérate! ¿Por qué no podemos ser mejores amigos?

—Oye, ¿y sí eres virgen? Te vi disfrutándolo mucho y no sangraste.
¿Juras que no me mientes?…
Bueno, ¿y te gustó?
 
—I hope you have enjoyed as much as I did.
Good night.
Xx.
 

Luna se sienta en la cama. Deja el vibrador sobre el buró que está al lado.

LUNA: Me peleo un poco más con el juguete. Lo saco. Estoy cansada.
Avergonzada. No encuentro mi punto G. Una compra sin sentido.
Lloro. ¿Dónde está mi placer? ¿Qué entiendo por eso? ¿Quién o qué se necesita para hacerme sentir?

De vuelta a la fiesta de Halloween en la terraza. Al beso con Él. Se va y luego vuelve.

ÉL: Dame otro beso.
LUNA: No puedo.
Él: ¿Por qué?
LUNA: Ya se me corrió mucho el labial.
ÉL: Yo ya estoy perfectamente limpio.
LUNA: ¿Ves? Ahí está la metáfora.
ÉL: ¿Cómo? ¿A qué te refieres?
LUNA: Esto va a salir mal.
Tú tienes novia y yo, el corazón roto.
Te voy a besar y me voy a clavar contigo.
Tú vas a besarme y luego te irás, te lavarás la cara y los dientes.
"No ha pasado nada",
yo me quedaré aquí, en el frío de la mañana siguiente,
calculando el desastre de la noche,
con mucha culpa y vergüenza
tratando de arreglar y entender todo lo que pasó.
Porque comienzo a intuir que las cosas que me quiebran la mente
son las que más me generan placer.

JESSICA
: (Entre el público) ¿Qué te gusta y por qué te gusta?

Luna se para frente al espejo de cuerpo completo de su cuarto. Completamente desnuda.


LUNA: ¿Qué te gusta? Pregunta Jessica en un papelito durante la clase de Física hace casi diez años. ¿Qué te gusta? Y la verdad, la única respuesta que me viene a la mente es el caos. El caos me da placer. Desde ese primer momento en la foto, mi placer ha estado ligado a experiencias vergonzosas, desagradables, ocultas. ¿Qué te gusta? No sé… Ésta es la primera vez que tengo un espejo de cuerpo completo, porque ni siquiera yo me gusto… Tomo mi tiempo para observarme. Tengo un pecho más grande que el otro. La piel gruesa y un poco amarilla. No se me marcan las clavículas… Mis piernas son grandes, mis muslos son gruesos, tengo marcas de estrías, celulitis y flacidez. Mi estómago… Ésa es la zona que menos me gusta de todo lo que he nombrado. Tal vez si alguien me pregunta diría que me gusta todo lo que no soy… ¿Qué te gusta?… No sé. No puedo decirte porque no me conozco mucho.

Él: (Todavía en la terraza. En el Halloween. En el beso) Luna, vamos al baño.
Quiero regalarte algo.

Luna, con el pelo recogido en un chongo y sus lentes, se encuentra sentada sobre su cama con una pijama calientita y su laptop sobre las piernas.


LUNA: He visto videos en YouTube, he leído el instructivo otra vez, he pedido
consejo a unas amigas que también tienen este modelo.
Es espantoso. ¿Y si esto no me gusta?
¿Y si termino por depender de alguien para sentir placer?
Me tumbo en la cama.
¿No pasó eso con Adem?
Abro las piernas.
Creo que he tenido pocos orgasmos.
Pongo lubricante en una mano.
¿Qué te gusta? Pregunta Jessica en el papel.
Enciendo el juguete.
Lo introduzco.
Lo muevo un poco.
Cambio de velocidad.
La subo.
Cambio de postura.
La subo.
Cambio de postura.
Cierro los ojos.

Flashback
a unas manos acariciando y masajeando mi pelo, el sueño de ese beso que tuve, unos ojos que me miran con ganas, la voz de mi ex, el francés, en el audio, el sonido de gemir de otro ex que me gustaba mucho, unas manos acariciando mis senos, una fantasía en la que lo hago en la playa, otra fantasía en la que lo hago con mi crush, otra fantasía en la que, inevitablemente, pienso en Adem. No no no no. Me concentro… Unas manos apretando una cama, una voz que susurra algo sucio, la cama que rechina de lo mucho que la movemos. (Esto no tiene nada que ver con el porno); "te amo", una lengua que pasa por mi piel desnuda.

Ahí es.
Ahí es.
Ahí es.
Sí sí sí sí sí.
Cierro los ojos.
Un temblor muy fuerte.
Un calor expansivo.
Mi voz que, inevitablemente, gime.

Luna se sienta. Tiene el chongo deshecho. Mira al público en silencio. Algo en ella ha cambiado. Sonríe. Se acuesta de nuevo.

De repente, comienza a vibrar el celular de Luna. Se levanta. Sale. Se escucha el sonido del agua cayendo. Los mensajes entre Adem y Luna se proyectan en la pantalla. Se escucha la voz de Adem.