Rexistencia / No. 226

Diablo de carnaval
 
¿Te acuerdaj de este cabrón?
¿Te acuerdaj de un mes de abril?

Filemón Silva Sandoval


soy tierra y ocultación caderas a ritmo de viento y de playa sueño
de palma mientras las hormigas cavan esperanza mientras la lluvia
gotea del techo y alimenta mi piel de negro gallina de negro
coco negro que se pudre en la huerta y fétido esparce desolación
hombre negro que a latigazos fue sacado de su tierra y ya nada sabe
porque todo es olvido no recuerdo ni las palabras de mi infancia
sé que mi abuela es negra que el padre ¿o la madre?
de mi abuela fueron negros que más atrás siglos quizá
diablo y diabla del infierno de La Nao huyeron en marea alta
encontraron cueva y sol para borrarse del mundo para encontrar
cobijo para hacer comunidad un pueblo que a baile de tristeza florece
y carcajea como si la vida fuera La Minga escupiendo flores
contra los patrones soy pueblo negro y mira
cómo baila esa negrita y mira su cintura y mira sus nalgas
es lo único que entretiene al güero macizo de balas y de caballos y de tierras
al güero que nos apura de limones de copra de mango
nos apura justo cuando él nada en hombros y humedad de negra
es La Minga —zarandea sus caderas en transcontinente— hastiada
de pobreza acaricia a su perro cree que más allá de la carretera
de su pueblo tamarindo más allá del llano el sol ya no quema tanto
eso cree La Minga descalza se mete al monte canturreando
plena de piel terrosa de muslos de ciruela su espalda de cocada
su cuello aromado de zapote los pájaros le brillan encima
yo limpio un hueso de mi chiva muerta en la parición
limpio piel de tlacuache cuernos de toro melena de yegua
para vestirme de diablo me pongo la máscara
y rujo contra la güera que en el baile de Santiago me respondió con la espalda
botó mi ramo de buganvilias botó mis ansias por el merequetengue
de su ombligo y se fue sin darme adiós sin poner atención
en que la sangre que es costeña no tolera las traiciones la güera
que huele a colonización esclavitud moneda de oro y trapo fino
la güera que brilla de ternura y de maldad que me responde
con la espalda y se marcha entonces La Minga sale de entre el mangal
con sus rodillas de yaca huele a La Minga albahaca ruda té limón
huele a vida eterna en su piel cantan mis ancestros sus piernas fueron
bañadas por las lágrimas de mis ancestros en su vientre crecen
las plantas que me enseñaron a sembrar mis ancestros soy voraz
soy silencio soy cabeza gacha y también sueño bebo alegría del bule
soy iguana dispuesta al sol y a las fotografías soy hombre que desconoce
dónde quedó mi pasado mi lengua tropical —¡más les hubiera valido
a todos quedarse dormidos!
— soy un hombre que canta
canciones tristes que entretienen al pueblo mientras
cae la tarde mientras el mar se enrabia y los árboles le aúllan
a un dios ancestro que nos acompaña aunque no sabemos cómo llamarlo
en qué idioma rogarle para que nos regale lluvia cosecha nos dé casa
compañía de hembra nos dé hijos trabajadores y no se mueran no roben
nuestros animales soy danza de diablo jauría de sueño en Corralero
yoruba que siembra ilusión en su huerta partida por la carretera federal
cimarrón borracho por la belleza de las rosas negras bantú pintando
el recuerdo verde de sus ancestros en su corazón de nanche soy al que
miran diferente al que le incriminan su falta de ciudad su falta de empleo
asalariado soy el que duerme bajo la parota al arrullo de los chivos
y alacranes soy el feo de pies descalzos al que le pudrieron su manantial
de agua soy mañana negra sangre oscura el que se topa con La Minga
y se cura de fracaso soy rama de palma armadillo atropellado
por un coche del año soy cerro desmoronado invisible ante el güero
amate para oficiar a mis difuntos sal candó caldo machuco mapache
que atardece bajo la lluvia soy al que le arrancaron la historia
la lengua carne que cruzó el mar soy poza verde
dios te libre mancuernas llano grande arroyo seco barranca
de la laja yutacú soy un saramuyo sin ruta en el mar del olvido