Editorial / No. 225




Esta edición reúne los trabajos galardonados en el Concurso 51 de Punto de partida. Todos ellos fueron creados cuando “la normalidad” no era nueva, ni vieja ni especial —acaso siempre compleja—. En un ánimo de mantener esa sintonía, los acompañan obras de nueve artistas gráficas que trabajaron en torno al tema UN MUNDO ANTES. En los textos que aquí presentamos hay voces nostálgicas y voces críticas, retratos de infancia y otros de las caras menos agradables de nuestra humanidad.

Mateo Peraza Villamil es el ganador del primer premio en Crónica por “Los hijos del bicho”, texto doloroso que denuncia la marginación social e institucional de las personas que viven con VIH y SIDA en Yucatán. El segundo, otorgado a Raymundo Cordero Castro, corresponde a la crónica “Invisibles”, un relato de la experiencia iniciática de dos jóvenes en el mundo underground capitalino.

Ritmos opuestos de esta ciudad convulsa atraviesan los trabajos seleccionados en Fotografía: asientos incómodos, andenes repletos y horas pico son el trasfondo de los retratos Dormidos en el metro, de Miguel Ángel Martiñón Calzada, primer premio. El segundo es Lejanía, de Elías Rodrigo Gutiérrez Reyes, una serie donde la emergencia protagoniza los instantes capturados.

Continúan esta entrega los ganadores en Cuento: “Lucine en espirales”, de Arturo Diez Gutiérrez, y “Cascada”, de Ricardo Guerra de la Peña. En ambos la atracción es central, en un texto da lugar a la obsesión y en el otro es un descubrimiento. Natalia Bassoco Ruiz Esparza es la ganadora del primer premio en Cuento Breve por “A la orilla del lago”, una historia fresca que sin duda provocará una sonrisa a quien la lea. “El camino”, de Mario Alberto Arroyo Arévalo, segundo premio, es una reseña de un suceso inédito en torno a un filme ficticio.

Eduardo Barrera fue acreedor del primer lugar en Gráfica por Obra negra (homenaje a Posada), una serie de grabados que desnudan algunos edificios emblemáticos de esta metrópoli. El segundo fue otorgado a Leslie Hernández Conde, quien a través de una técnica mixta trae a cuenta los Motivos de fe de distintas culturas.

Los ensayistas ganadores dan cuenta de fenómenos sociopolíticos que se manifiestan en lo más íntimo de nuestros días. En “Periscopio” Marco Antonio Toriz Sosa reflexiona sobre la omnipresencia de los medios de vigilancia y control que, casi sin encontrar resistencia, hacen de nuestra privacidad mercancía. Por su parte, Arturo Molina Hernández aborda en “Abolir la parcialidad” la complejidad social y emocional que implica tomar postura frente a hechos en los que se sobreponen lo coyuntural y lo sistemático.

Le siguen dos poemas que se entretejen con experiencias y versos de otras y otros poetas: “El óleo y el cadáver”, de Roxana Cortés Molina, ganadora del primer premio, es una respuesta a la herida del silencio que desemboca en una búsqueda de la propia voz. “Ese algún otro pude ser”, de Carlos Ignacio Sánchez Ramírez “Emir”, segundo premio, es una suerte de homenaje a maestros del universo poético.

Cierran esta edición las traducciones de Dulce María Quiroz Bustamante, ganadora por su versión de “La puerta del viernes” de L’enfant de sable de Tahar Ben Jelloun, y Ana Lucia Navarrete Rosas, segundo premio por “La travesía” y “El sueño”, fragmentos de Breve elogio de los fantasmas de Nathacha Appanah.

Un mundo antes también es el título de la serie que nos comparte Sara Herrmann Estudillo, imágenes de lo que antes nos era tan cotidiano y, por el momento, tan añorado. En la parte gráfica encontrarán dibujos de Alondra Demari Guzmán Hernández, Alma Rosa Robledo Gaspar, Ixchetl Ro y Ana Vargas; collages de Daniela Guzmán y Miranda Guerrero, fotografías de Cecilia Andrade y técnicas varias de Viridiana Santamaría.

Queridas y queridos lectores, que en estos tiempos aciagos la calma, el bienestar y la alegría estén presentes. Espero que disfruten la creatividad que fluye en estas páginas.


Aranzazú Blázquez Menes