Caos / No. 222

Isoglosas




Soy parte innegable de una frontera. 
Comenzar no es una palabra que genere comuniones adentro;
es un verbo que es un proceso que es un modo.
trastornar no es proceso; es superstición.
No sé si frontera es tierra que está al frente,
límite, protección u obstáculo.
Frontera es agua que dibuja diferencias
y asimilación.
Necesito
forzosamente
alienarme.

Soy parte innegable de una frontera.
Si estoy adentro puedo ser digerido fácilmente
adquirir el concepto tumultuoso de antidesierto.
Afuera, sin embargo, las garantías de continuar son borrosas
y se burlan.

En el mercado de flores hay fronteras claras
amarillas
mi antecesor le rinde culto con orgullo.
Hay personas que simulan ser personas
no
mejor aún
ciudadanos.
Yo simulo ser un ciudadano,
camino por los bultos que duermen en la calle
aquí ya surge una isoglosa
corta el puente vivo de la carne
pero sigo mi camino
porque
el sustantivo ciudadano corrobora mucho y niega todo.
No hay antónimos claros para esta palabra.

Entre la línea que tajantemente me marca
y la otra línea
también hay ciudadanos,
es entonces
cuando esta categoría da giros.
Soy la categoría de alguien más
supongo.

Entre el puente empírico y la teoría hay fronteras
me dijeron
Yo no digo nada por miedo a que ese trazo se impacte contra mí
pueda rebotar en mí
la idea
y convertirme en un hilo deshebrado.

Mientras tanto, el espacio que queda es un cubo.
Puedo distinguir con miopía a los cerdos disimular sus dientes.
Soy la frontera oscura que divide sus muelas.
Depende del hablante
y de su forma para dar vida a lo que se desvanece en categorías.
También soy parte de una que es corrugada e implosiva.
Soy la frontera de alguien más.

Si el centro se mueve
los efectos que flotan alrededor se mueven con él.
Para seguir el riel fielmente
habría que cortarnos los pies
e instalar algún mecanismo que niegue la vergüenza de las equivocaciones.

Aquí los ladrillos que sostienen el túnel se vuelven una adolescencia
o un cuerpo maligno que es necesario expulsar
aunque sea por la boca.
Adentro del cuerpo hay fronteras
están formando nuevos mapas y por eso no dejamos de sangrar.

En la frontera del mar y de la tierra
hay filas concretas de aguamalas, esperan.
No es posible dibujar una casa aquí
sigo caminando.

Yo soy la frontera de alguien más;
mi incompatibilidad para abrazarme y reconocerme
sigue sin encontrar un fraterno
sigo siendo uno y en mí.
Soy parte innegable de una frontera.