Carrusel / No. 220

Con'Ciencia para transformar





¿Cuándo y cómo surgió Pa’Ciencia la de México?

—Surge hace aproximadamente cinco años como un colectivo de estudiantes, principalmente de la Facultad de Ciencias y otros de la fes Iztacala de la unam. A mí me invitó a sumarme Alejandra Atzín, una de las fundadoras. Desde hace tres años hemos trabajado de manera más ardua como una red en colaboración con otros colectivos, organizaciones y otros espacios en proyectos de gestión ambiental y política pública, así como en comunicación científica y educación ambiental.

¿Cuál es el perfil de quienes trabajan en el colectivo?

—Hay gente de distintos niveles educativos; algunos todavía están estudiando la licenciatura, otros son de servicio social, también hay estudiantes de posgrado. Al inicio sólo eramos biologos, pero con el tiempo empezamos a colaborar con estudiantes de distintas áreas académicas; hay chicos y chicas de Periodismo, de Ciencias Políticas, de Derecho o de Ciencias de la Tierra. Primero creímos que iba a ser difícil que hubiera gente de otras áreas, pero nos hemos dado cuenta de que hoy en día el ambiente es un tema de todos. Cada vez es más frecuente encontrar personas de otras áreas que están interesadas en problemas ambientales y que enfocan sus estudios y su profesionalización en tratar de entender cómo resolver estas problemáticas. Parece un proyecto complicado, pero hacia allá tenemos que transitar: hay que generar alianzas con otras áreas de conocimiento para resolver problemas colectivos.
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¿Cuáles fueron los retos para consolidarse como un colectivo formado por jóvenes?

—Uno de los principales retos fue la credibilidad por esto del juveneo. Los jóvenes somos considerados personas muy enérgicas y activas, pero de pronto no hay credibilidad en lo que queremos hacer. Los otros retos fueron el presupuesto para trabajar y definir una agenda particular. Al inicio queríamos hacer de todo para salvar el planeta, con el tiempo comprendimos que las cosas deben ser acotadas para lograr trabajar en ciertos frentes donde sí haya resultados o efectos que se puedan medir.

¿Cómo financian las actividades del colectivo?

—Hoy en día, ya que tenemos nuestras agendas más establecidas, impartimos algunos talleres en alianza con distintas organizaciones. Hacemos proyectos de gestión y cooperación ambiental con la iniciativa privada o postulamos a diversas convocatorias de la administración pública en las que se puede ser acreedor a financiación con un proyecto. Manejamos diversos esquemas, donaciones y cosas con las que una asociación civil sobrevive normalmente.

¿Sus talleres tienen un público específico?

—Están dirigidos a diversos grupos poblacionales. Hay talleres comunitarios y gratuitos que, por ejemplo, están enfocados a involucrar a cada vez más personas en la gestión ambiental. Podemos dirigirlos a niños de escuelas primarias, a adolescentes, a estudiantes de licenciatura o posgrado. Los diseñamos dependiendo de las condiciones en que estemos trabajando, es decir, hacemos el taller en función del público.

30%¿En qué consisten los talleres que imparten a niños?

—Son diversos. Nos interesa que, primero, los niños sientan que pueden ser agentes de cambio desde sus comunidades; después, tratamos de promover cierto conocimiento científico para que ellos se inspiren y noten que, en realidad, la ciencia es muy cercana a ellos. Posteriormente, y de manera más práctica, los ayudamos a entender algunos conceptos como la biodiversidad. Para nosotros es importante hacerles comprender que hay cosas que ellos ya conocen porque están en su misma comunidad, y que lo que nosotros hacemos es un trabajo de colaboración, de transferencia de información.

Hay talleres que tienen que ver con la ciencia en su localidad, con energías limpias, con que entiendan cómo funcionan los parques solares o cómo se puede extraer adn del plátano, etcétera. En otros, por ejemplo, les preguntamos sobre los animales y plantas que conocen; al inicio sólo mencionan vacas, gallinas, pollos y borregos. A partir de ahí tratamos de ahondar en su imaginario colectivo y descubrimos, junto con ellos, que en realidad algunos sí han percibido águilas, serpientes u otra fauna local. Es importante que la identifiquen, porque no podemos conservar lo que no conocemos.

¿Se han expandido a otras partes de la república?

—Trabajamos en barrios y comunidades tanto en la Ciudad de México como en otros estados, hemos hecho actividades en Nuevo León, en Guanajuato y en el Estado de México. Afortunadamente otros colectivos y organizaciones nos han invitado a participar y colaborar con ellos en otras comunidades, así también compartimos aprendizajes y experiencias. Todavía no hemos generado nodos estatales, es uno de nuestros retos como organización: replicar el trabajo con la misma ideología y el mismo objetivo.

30%¿Qué estrategias consideran necesarias para divulgar la ciencia y generar curiosidad en torno a ella en el público no especializado?

—Consideramos que, más allá de la divulgación, la comunicación estratégica de la ciencia es otra de las herramientas que permiten que ésta se acerque a la ciudadanía. ¿Por qué? La divulgación hace un trabajo muy importante al recopilar información científica rigurosa para poderla traducir a un lenguaje cotidiano y exponerla al público; sin embargo, no hay garantía de que esa información sea utilizada por la gente. En cambio, con la comunicación estratégica partimos de que ya hay información científica disponible, entonces lo que debemos hacer es poner en comunicación a los cuatro sectores más importantes de la sociedad: la iniciativa privada, las organizaciones gubernamentales, la academia y la sociedad civil. Esto logra que la ciencia sea una base para la toma de decisiones y la construcción de soluciones.

Y el reto es ése, insistir en que la comunidad científica y los tomadores de decisiones se unan para generar consensos. A veces se unen de manera muy superficial y no generan enlaces comunicativos que permitan llevar la ciencia a más personas. También se subestima a la ciencia: hay muchos tomadores de decisiones que no comprenden el cambio climático o que piensan que la crisis ambiental no es fuerte.

¿Qué piensas de la percepción social de la ciencia en México?

—En México la imagen común de las y los científicos es la de una persona mayor, desquiciada en su laboratorio haciendo fórmulas que nadie entiende, y no dista mucho de la concepción política. Hay ciertos actores políticos que subestiman a los científicos diciendo que la ciencia no lo es todo, lo cual es cierto, pero con ello se genera una barrera de desinformación en la que no se logra dejar en claro que la ciencia sí sirve para fundamentar decisiones, no para describir la realidad absoluta. Una cosa son las decisiones de lo que necesita una sociedad para transitar hacia resultados objetivos y otra, especulaciones sobre críticas políticas y sociales que a veces son subjetivas. No se percibe como una aliada en la toma de decisiones y la generación de soluciones específicas. El reto, entonces, es que haya mayor credibilidad en la ciencia. ¿Cómo se relacionan el ámbito científico y el político en el país?

—En Pa’Ciencia la de México nos consideramos actores políticos, no sólo científicos. Creemos que todo ser social es un actor político. Nos damos cuenta de que hoy en día la inversión en ciencia, tecnología e innovación es muy baja: en México es de apenas el 0.4 % del pib, mientras que en otros países de la ocde invierten más del 1 %. No se trata de ser iguales a ellos, sino de entender que ahí hay una disociación muy clara entre entender que los tomadores de decisiones conciben la ciencia como un asunto que sólo consiste en investigar. Creemos que no se van a resolver problemas si no se voltea a ver soluciones científicas serias y críticas. Va a seguir siendo el mismo engaño superficial de aumentar el presupuesto al desarrollo social, más acciones que no erradican la pobreza ni la desigualdad, simplemente la maquillan.

30% ¿Han hecho actividades para la comunicación estratégica de la ciencia a través de eventos culturales?

—En el colectivo coincidimos en que la cultura es parte esencial de la transformación de todo tipo de cosas. La gente se siente atraída, tanto niños como adultos, cuando hay un componente con el cual se puedan identificar. Muchos de los eventos que hemos hecho tienen un aspecto cultural. Por ejemplo, con el Centro Cultural de España hacemos un evento que se llama Mujeres en la Ciencia para darle realce al valor que han tenido las mujeres en este campo; es un evento que organizan todas las mujeres que trabajan en Pa’Ciencia la de México junto con científicas del país. Estos eventos le dan un toque más interesante a la forma de hacer ciencia, más pública y más cercana a las personas. Eso hace que las cosas se perciban de manera distinta. También hemos hecho eventos sobre biodiversidad con la conabio y la Biblioteca Vasconcelos.

¿Han tenido proyectos de conservación de alguna especie en particular?

—Hubo un proyecto que se dedicaba a tratar de difundir la importancia del axolote en México. El objetivo fue identificar una especie con la que las personas, sobre todo los mexicanos, se sintieran representadas; y hay muchas, pero el axolote es, por lo menos para el Valle de México, una especie emblemática. Buscamos que la comunidad conociera cuáles son las características de los axolotes, por qué están en riesgo, qué otros proyectos había en los que podían cooperar como ciudadanía, no sólo económicamente sino también a través de trabajos específicos para rescatar a la especie. En el proceso notamos que había quienes no conocían el axolote. Por ejemplo, en el norte del país no es tan percibida su importancia precisamente por el límite geográfico en el que se desarrolla, es nativo del lago de Xochimilco y nada más. También tratamos de hacer campañas con otros animales emblemáticos como el jaguar.

¿En qué consisten los proyectos de gestión ambiental que realizan?

—Entre nuestras actividades está la de generar documentos o alianzas para evaluar, proponer y/o modificar proyectos que tienen que ver con política ambiental: iniciativas de ley relacionadas con preservación de vida silvestre, biodiversidad, gestión de recursos forestales, etcétera. Con la iniciativa privada hacemos trabajos específicos sobre atención a comunidades donde ellas ya tienen proyectos para tratar de llevar a cabo estrategias de innovación social y ambiental que puedan servir a esa comunidad. También hacemos proyectos sobre creación de huertos familiares o urbanos, permacultura; elaboramos talleres para difundir conocimiento en materia de gestión ambiental con otras organizaciones de la sociedad civil. Se trata de organizarnos en torno a un tema de agenda pública y política, y darles seguimiento a los procesos para que de verdad tengan incidencia.
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