Carrusel / No. 219

Tragamonedas



Hoy el casino está lleno —mi mamá diría "lleno de gente sola"—. Me siento enfrente del último tragamonedas disponible, le meto mi tarjeta desgastada, conecto los audífonos al iPod, elijo la reproducción shuffle y comienzo a jugar, a quedarme vacía por unas horas.

El mismo azar que no me deja ganar los $4,578,988.00, monto acumulado del tragamonedas, va escogiendo la música de fondo. En este momento le escucho cantar a Tennis "my better self still knows that meaning comes and goes" y me la creo, me creo que aún hay un mejor yo que sabe algo, algo que se gana y que se pierde, que viene y que va.

Mi tarjeta ya no tiene crédito. Pero la canción sigue, por eso me quedo ahí, mirando en la pantalla del tragamonedas el reflejo de mi rostro, ese único juego que me regala.