Movimiento / No. 217

El taxista



Dice que nació en un pueblo olvidado de Nayarit
entre palmeras flacas y el olor a zapote
Dice que al cumplir trece años tropezó con Guadalajara
a los quince se enamoró de una muchacha cristalina
que tenía ojos de sol y caderas de terciopelo
A los veinte se convirtió en taxista
y guardián de dos vástagos nacidos en primavera

Sus manos bordan maldiciones sobre el volante
murmura hazañas y nostalgias
Treinta años sin regresar al origen
treinta años sin respirar el aire perfumado de jacintos
Se queja del tráfico y el calentamiento global
afuera el desconcierto protesta
Dice que ahora la ciudad está hecha un desmadre
que la basura se acumula entre los dedos
Dice que la raza se agarra a balazos en cada esquina
que va a misa por las mañanas para no salir de noche
no recuerda cuántas veces le han robado la cartera
y antes de extinguirse el día
prefiere encerrarse en su búnker de rezos y púas

Dice que en Tlajomulco crecen ataúdes
y hogares habitados por fantasmas
Cuenta que los callejones se han poblado de bolsas negras
llenas de huesos y retazos de vida
mira el retrovisor como quien contempla la Vía Láctea
Dice que aún extraña a la muchacha cristalina
luego suelta un suspiro colmado de abejas y recuerdos.