Corporalidades / No. 215

Lya Morgana


Lya conoce el toque
es con el filo de las uñas, sin nudillos
van una tras otra como una lluvia que espera
dice oigo el toquido y ya sé que eres tú
pero esta vez nadie abre.
El curso, me aseguro, era hoy
abro un libro
acomodo las nalgas en el tope de la puerta
espero y luego me voy sin desesperar
porque al cabo
porque bueno
porque era casi obligación.

Lo que nunca: en el camino
siento que un árbol está llorando
pero es la caca de un tordo que me cae.

Uno los infortunios y busco
cómo hacerse una limpia.
El tradicional huevo:
pasearlo de la frente a los pies
hasta no dice cuándo
y abrirlo en sal
si la yema tiene cara, alguien te odia
si la cara tiene sangre, estás bajo embrujo
si es gris, mal de ojo.

Para usar el tiempo perdido
visito el museo del transbordo.
Hay fotos de mujeres ancianas
una mujer camina dentro de un lago
su espalda tiene pliegues que el reflejo del agua duplica
la curadora se autorretrata abrazando un cráneo
como diciendo tengo miedo de morir
pero hago esto para burlarlo y convoco
a todas las que tengan miedo de morir
y quieran borrarlo.

En otra muestra, hay una foto de un tumulto tras los torniquetes
un hombre del otro lado explica cómo usar el metro
luego está la mesa que inaugura el Sistema
la cédula dice 1969, no menciona el nombre del presidente
(tampoco aquí aparecerá).

Me salen lágrimas
es un consuelo que el día haya tenido su conmoción.

Lya escribe una disculpa:
nadie quiso tomar el taller de defensa
y anoche un taxista la llevó por rutas extrañas
sin contestarle nunca por qué.
Le cuento lo del ave
dice que es de buena suerte recibir una cagada del cielo.

Nos subimos una vez al tablao
me enseñó a levantar los brazos en ocho tiempos
dijo ya sé que la comparación es horrible
pero tienes que bailar como un tsunami
nos empoderamos en el discurso y en el arte.

A la curadora le da miedo morir de vejez
a nosotras nos da miedo morir de que nos maten.