8° Concurso de Crítica Cinematográfica Fósforo / No. 211

La telenovela errante: la farándula del “retornado” chileno


Categoría Bachillerato


La telenovela errante
Dirección: Raúl Ruiz y Valeria Sarmiento
Chile, 1990-2017


En contra del paradigma cinematográfico occidental de los últimos treinta años, La telenovela errante muestra una serie de siete retratos surreales e insólitos (cada uno correspondiente a un día de grabación) en los que se representa la realidad chilena de los noventa. Utilizando el zapping (cambio constante de un canal de televisión a otro) como recurso narrativo metaficcional, Raúl Ruiz (Tres tristes tigres, Misterios de Lisboa) y Valeria Sarmiento (L’inconnu de Strasbourg, Linhas de Wellington) ensamblan un montaje político post-Pinochet enfocado en la farándula lingüístico-fonética del español con una autoconciencia metafísica audiovisual. En su ámbito fílmico, la película remite a la subversión política y filosófica del cine de Jean-Luc Godard, con la distinción de que demanda conocimiento previo sobre el contexto histórico social del Chile prenoventero. Todo con la finalidad representativa de un compendio estético típico de una telenovela corriente latinoamericana.

Dada la naturaleza política de la película, el “tratado” más común para su índole satírica tiende a ser un juego constante del Alma Comunista (misma con la que literalmente se nombra a un personaje que analiza las “telenovelas errantes”) y la rareza que ésta permea en la mundanidad chilena de la época. Consciente no sólo de sus repercusiones en los ochenta bajo el régimen de Pinochet, Ruiz vincula el socialismo chileno con palpables referencias de los “retornados” (exiliados de la época), sus viudas (asociando pertinentemente el motivo del velo como alusión a las mismas), la colonia, la Inquisición, la izquierda, la Concepción, Valparaíso y la religión católica. Al yuxtaponer todos los tópicos en la trama general, se aprecia consecuente mente una carencia de sentido alguno; el referente común de cada farándula en pantalla es Chile mismo.

Con su repertorio preestablecido de dichos leitmotivs metafísicos —en los que consisten la riqueza de la lengua hispana y la cultura chilena—, Raúl Ruiz consolida una obra erudita, propia para los términos posmodernos por los que se rige. A través de la subversión satírica de la cotidianidad de la vida chilena de los noventa, el referente constante de los “retornados” se vuelve una realidad (o farándula) que permite analizar el país latinoamericano en un tono tanto risible como melancólico en todas sus expresiones terrenales. Si bien Ruiz intenta visitar y crear un compendio sobre un Chile ajeno a él (ya que formó parte de la diáspora chilena en Francia a la que tanto hace referencia), su principal virtud “utópica” es el hecho de que hace de su país un universo que refleja a través de su pantalla televisiva: la telenovela.

Como tal, la narrativa que idealiza el contexto del Chile predosmilero, libre de la problemática socialista del país, es el dinamismo que hila y da forma a la historia en desarrollo. Dado que la filosofía fílmica “ruiziana” parte de la necesidad inherente de que los diversos leitmotivs sean elementos sin sentido y en ocasiones sin relación alguna, dichas conjunciones pueden ser vistas como algo fascinante o tedioso por igual. Parte del placer audiovisual del cine de Ruiz es el discurso contrario al paradigma cinematográfico hollywoodense, donde lo que vemos en pantalla es una insólita realidad que abunda en autonomías múltiples concebidas por normas establecidas en la misma película.

Si bien esta idea confunde por sí sola gracias a su entorno metafísico, es quizá lo más cercano a compren der el cine “ruiziano”, cuya farándula inicial consiste tanto en la representación como en la creación de un mundo. La telenovela errante, pues, es Chile como realidad y representación por igual. Dando vueltas a través de los elementos con los que Ruiz vivió su idealización de Chile y su respectiva naturaleza como “retornado”, el montaje post mortem ensamblado por su esposa, editora y codirectora Valeria Sarmiento es del mayor respeto a la visión insólita del realizador chileno.

En nuestra contemporaneidad —tan ajena al auge socialista, la crítica desarrollada y el posmodernismo fílmico del siglo pasado—, Ruiz consolida una obra formativa difícil de entender y dependiente de una conciencia teórica, haciendo de su mayor defecto su mayor virtud sincrónicamente. Llena de simbolismo contextual, la gran “farándula” de La telenovela errante es un espectáculo cinematográfico que pretende desconcertar al espectador y afirmar la presencia del país de origen del autor. Dado que es en Chile donde crece y se vuelve extranjero por igual, Ruiz crea una yuxtaposición dialéctica en la que impone una representación metafísica empírica audiovisual, una auténtica obra del autor.



Rodrigo Arturo Urbina González (Ciudad de México, 1999). Actualmente es estudiante de Lingüística en la UAM-Iztapalapa. Ha publicado en el portal digital de Ambulante y fue el director de la serie de comerciales Día de las Artes de Logos Escuela de Bachilleres, donde estudió.