Carrusel / Heredades / No. 218

¿Qué pasaría si Desdémona no fuera una mujer mexicana?

La maté por un pañuelo
Dirección: Andrea Salmerón
Teatro Juan Ruiz de Alarcón, Centro Cultural Universitario
Temporada del 9 de mayo al 30 de junio de 2019





¿Qué pasaría si Desdémona no fuera una mujer mexicana? Seguramente esta historia sería completamente distinta.

La maté por un pañuelo, puesta en escena producida por Teatro UNAM, retoma el clásico de Shakespeare, Otelo, para trasladarlo al contexto actual de violencia de género que se vive en nuestro país. Lo anterior permite hacernos algunos cuestionamientos en torno al papel de las mujeres en la sociedad y las agresiones contra ellas.

La maté por un pañuelo narra la historia de un general (personaje interpretado magistralmente por Leonardo Zamudio) que se enamora perdidamente de Desdémona (Sofía Sylwin). Pero en esta historia de amor no existe un final feliz, ya que las intrigas y los celos pueden enceguecer y llevar a trágicos desenlaces. Bajo la extraordinaria dirección de Andrea Salmerón —que actualiza este clásico shakespeariano—, la obra desmenuza un problema social muy grave: los feminicidios en México. El espectador se confronta con la realidad que se vive diariamente hasta llegar a un estado catártico del que no se puede huir.

La dirección de La maté por un pañuelo tiene un gran cuidado del texto: la adaptación de Andrea Salmerón y Alfonso Cárcamo es respetuosa con el clásico de Shakespeare en cuanto a intención y contenido. Las actuaciones son excelentes y se nota un trabajo arduo de construcción de los personajes, lo cual logra que el espectador entienda sus conductas y motivaciones. El diseño de escenografía a cargo de Tania Rodríguez permite trasladarnos en el espacio-tiempo: con un solo movimiento escénico nos transporta a una oficina, a una casa o al exterior.

30% Este montaje se desarrolla dentro de la esfera política mexicana, en un ambiente contemporáneo donde el machismo impera y el lenguaje despectivo hacia las mujeres predomina en las charlas cotidianas. Se ve a los altos mandos del poder humillar y pisotear a sus compañeras y rebajarlas a un simple objeto decorativo en su vida. Es algo que se observa de manera habitual no sólo en la política, sino en la sociedad en general. La violencia misógina no se ha podido erradicar pese al paso del tiempo, y aunque cada día hay más mujeres ocupando cargos en el poder, la discriminación de género es un tema todavía recurrente.

¿Por qué hablar de ello en teatro? El arte también sirve de denuncia social. Si bien pudo respetarse el original como un crimen pasional, el equipo decidió arriesgarse y mostrar una situación completamente vigente que atañe a nuestra sociedad. México es un país donde se asesina a nueve mujeres al día. De enero a agosto del 2019, según datos del Sistema Nacional de Seguridad Pública, se registraron 638 feminicidios. Estas cifras van en aumento: en 2015, durante el mismo periodo, se registraron 255.

La violencia normalizada, el acoso y el hostigamiento son parte de una cotidianidad en la que se hacen chistes machistas y nadie alza la voz, en la que se denigra y discrimina sólo por ser mujer, y en la que varios de los crímenes más atroces son cometidos por celos, por descubrir un like, un mensaje de WhatsApp, una fotografía o "un pañuelo". Y ya no nos sorprende.

¿Qué pasaría entonces si la Desdémona que presenta la obra La maté por un pañuelo no fuera una mujer mexicana? Probablemente no sería parte de estas estadísticas tan atroces. Podría contar libremente su verdad, podría decir lo que piensa sin temor a ser juzgada. Estaría viva.

Esta Desdémona es sólo un ejemplo de lo que viven miles de mujeres en México. El espectador podrá reconocer en esta historia una serie de situaciones que le será tristemente familiar, pero que servirá para enfrentarnos con aquello que nos molesta y nos llena de hartazgo. Seamos hombres o mujeres, es un tema que nos compete y se debe hacer algo al respecto.

La obra nos hace una invitación a alzar la voz, a no quedarnos callados ante la violencia y a no fingir que no nos damos cuenta de lo que ocurre. A no ser cómplices. ¡No queremos que las cifras sigan aumentando! ¡Debemos frenar la violencia!