No. 160/13 POETAS ECUATORIANOS


 

foto-martinez.jpgMaría de los Ángeles Martínez
Cuenca, 1980

 

 



Poética

…Me he negado a ese asunto de la “poética
que siempre me “sonó” a autopsia,
a poner tecnicismos
a algo que hay que sentir
y sobre lo que no puede ponerse más palabras.
Absurdo,
              Absurdo, 
                                  Dada.
Es más tierra sobre la tumba
de un personaje vivo y desconocido,
llamado, casi con desprecio “obra poética.”
Porque —como si no tuviese suficientes 

    problemas—
me preocupa cuánto nos leemos,
lo poco que nos leemos,
lo nada que nos leemos.

Mientras los críticos brillan
en su penosa ausencia,
algunos son célebres, currículos, corrientes,

   cojudos,
y sombras,
y pocos, contra la costumbre, existen
REALMENTE existen;

esperamos sus palabras
sedientos,
a veces nos llegan
unas gotas,
de algo
que espero sea agua.

A veces hay que buscarlos,
en el desierto, incluida penitencia,
y nadie quiere meterse
en el desierto,
a menos que seas un new age tarado.

Ya soy otra es cierto.
He perdido y he ganado
no me retracto.
Es probable que deba volver a presentarme
No hay problema,
no tengo ningún problema.
Mi nombre es Ángeles Martínez,
no me gusta que me digan
Ángela, ni Angie.
Pero hay cosas que me disgustan más
no es tan grave.




El tipo...

Estaba, loco, esquizofrénico,
delirante, catatónico, paquidermo.
El psicólogo dijo: no es nada.
El psiquiatra dijo: no es nada.
El esotérico dijo: es Júpiter y su alineación
en la chorrocienta casa (por decir algo).

Estaba paranoico, perturbado, espartano,
cannabáceo, atrabiliario, infesto.
Nadie entiende en este cementerio global:

¡Ese hombre estaba vivo!

(Creo que iba contra las leyes
por eso le crucificaron)
Se levantó cabreado a los tres días
y se fue.
Algo mejor debe haber esperado
de los ingratos reinos de la muerte,
reinos de los hombres, reinos abandonados.
Desde el inicio todo salió mal:
le hospedaron en Belén y no en el Marriot.

De subcielo, (H)onda de David, 2003






Erótico

Otra vez el deseo…
qué difícil pelear
contra su fuerza,
contra su ímpetu,
sobre mi debilidad.
El deseo que empuja,
que envuelve,
que nubla;
que se clava en mitad de todo,
en mitad de nada.
Que quema,
que contagia,
y se expande.
Y tú tan cerca,
y tan dentro…
ese latir de las venas,
esa adrenalina
que exige un cuerpo;
esa necesidad agobiante,
estas desesperantes ganas
de querer hacerlo
de una puta vez.
Qué difícil pelear
contra el deseo

de matarte

De subcielo






Infodio

Dije te amo…
pero no prometí eternidades,
y te escondí la dosis
no sé, por gusto.

Dije…
Yo no bebí tus líquidos espesos,
ni juré usar la navaja suiza
para buscar mis venas
¡No en tu honor!

Dije te amo,
tal vez no mentí,
a veces se siente cualquier cosa.

De subcielo






Continuo

Bendito sea mi miedo,
que no empuña armas,
que no compra pastillas,
que no salta al vacío porque tiene vértigo,
que es torpe para amarrar una cuerda,
y se duerme agotado todas estas noches
junto a mí y mis mejillas mojadas.

De subcielo






La sacrílega comedia

Si Dios desciende seguro le destrozamos,
cada uno querrá un souvenir de Dios.
Se harán urnas y escapularios,
de sus partes cercenadas,
de su divinidad.
Se venderán
pedacitos pirateados, falsos.
Y la humanidad será feliz con una nueva mentira
guardada en el disco duro,
bajo la almohada,
o cosida al sostén.
Bienaventurados los que tengan
un trozo del ser supremo
que ellos tendrán vacaciones,
y seguro social, y auto del año.

Por eso Dios se queda arriba,
con razón nos promete resurrecciones diplomáticas
y no viene jamás a visitarnos.

De subcielo


María de los Ángeles Martínez (Cuenca, 1980). Estudió Comunicación, Literatura e Historia y Geografía. Ha publicado Un lapso de impiedad (1999), Neos (2000) y, colectivamente, Aunque bailemos con la más fea (2002), Nadie nos quita lo bailado (2005), Subcielo (2004) y Trozos de vidrio (2007). Su obra ha aparecido en antologías y publicaciones del Ecuador y el extranjero. Es editora de la revista bg magazine.