No. 158/POESÍA 


 

Se incendia la palabra




Judith Santoprieto

 

 

 

El nacimiento de la palabra

Entre la poesía sin memoria
vuelve
todo aquello del agua y la luz,
los primeros cantos fuera del caracol.

Regresa el sonido
de los hierros que se forjan,
y las piedras,
una a una,
con su enfurecido calor
recrean la ciudad
del silencio surge la evocación.

Miro el paso del hombre por un cantil,
nombra las cosas con su instinto,
y dice árbol al árbol
fuego al fuego
tierra a la tierra,
en su andar por el tiempo
cuestiona la abrumadora pendiente de los sonidos;
abre los ojos
y está pronta su historia,
una y otra vez,
escrita sobre el lomo de la roca.




La oscuridad

Nadie supo balbucir la presencia,
somos un puñado de mujeres
quienes abren más y más los párpados
con la incertidumbre en la oscuridad:
en esta primera aurora de los nómadas,
hay demasiadas preguntas
que se detienen en la conciencia.

***
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En el crepúsculo de la existencia,
surge la danza de mi palabra
y su savia recorre mi lengua

y su voz   fecunda    el mito
de los hombres del maíz,
abreva la luz naciente
cuando se tiene el profundo saber
de que todo está vivo.

***

Estar lejos,
caminar varias laderas
hasta que el follaje
                          impenetrable
queda atrás.

Miro alrededor
y los pies de otros sangran,
nos detenemos a observar
el brote incendiario de la vida
que cala el légamo entre las veredas.

***

Cada trazo es la imagen
de mi voz trashumante
que va de la selva al desierto
y empuja el sigilo

hace las veces de rostro,
de nacimiento en el cieno,
de metates y venados.

El fuego del caracol púrpura
incendia los cactus:
labro al animal
y su sangre en la pared
dibuja mi cuerpo:

en la roca madura
nace la figura
que proclama mi nombre.

***

La sangre emerge de la tierra
oculto río milenario
que palpita bajo el camino
donde la montaña nace
y enciende el eco primigenio:

andamos la vereda,
aquello que miramos es un balbucir del primer instinto
y sentimos la verdad de estar en el mundo.

***santoprieto-02.jpg

En el principio
forjamos brecha con nuestras manos,
algunos se lanzaron al abismo,
despeñaron sus cuerpos.
No soportaban,
tan cercano a Dios,
el lenguaje alado de las aves.

***

La poesía del origen
se canta a cielo abierto,
brota al golpe de las piedras
cuando la chispa incendia    enciende las voces.

***

Pintamos en las cuevas una huella inmensa,
símbolo de la palabra,
y seguimos escarbando
en ese mismo campo solitario

el polvo es sólo un remolino

ya no hay más sonido parido por la tierra.

***

La palabra que se incendia tiene el corazón de lava,
fluye por las venas de un volcán adormilado
que pareciera soplarnos en el cuerpo

su voz de ceniza.

Hubo un fuego originario de los tiempos,
ardieron los campos

            el agua

           las luciérnagas

la llama no cesa bajo los dobleces volcánicos
de esta pirámide milenaria.


Judith Santoprieto (Córdoba, Veracruz, 1983). Poeta, editora y promotora cultural de lenguas indígenas. Actualmente es directora de Radio Nómada y de la revista Iguanazul: literatura en lenguas originarias. Ha obtenido diversos premios y reconocimientos por su obra, la cual ha sido incluida en numerosas recopilaciones y antologías, como el Anuario de poesía del fce, la Memoria del Encuentro Nacional de Literatura en Lenguas Indígenas, la antología literaria Musa de Musas. Poesía de Mujeres desde la Ciudad de México, entre otras. Es autora de Raíz de vuelo (El Barco Ebrio, Nueva York-Homo Scriptum, 2008) y Se incendia la palabra (Instituto Municipal de Arte y Cultura del Ayuntamiento de Puebla, 2008).