No. 117/EL RESEÑARIO


 
Reflexión para las sombras


Carlos Helú Reyes

 


José Saramago
La caverna

Alfaguara, México, 2001

helu-carlos01.jpgEl hombre en su condición de animal racional es, según la ciencia económica, maximizador del beneficio individual. Si confiamos en esta reducción generalizada de nuestra realidad, o mejor dicho, si dogmatizamos la afirmación obtendremos la copia aproximada del hombre contemporáneo. El lucro ha enmudecido el alma.

Mientras el comercio multinacional derriba fronteras y empequeñece distancias, los rezagados, los del trote lento van pasando al rubro imaginario de los olvidados. Ésa es la suerte de Cipriano Algor, quien se gasta la vida como alfarero de profesión. Algor (personaje central) y su familia han quedado a la deriva ante la voracidad de la sociedad de mercado y su gran producto: el centro comercial.

La vida de Cipriano es determinada entonces por las exigencias del mercado, sufre las consecuencias de las “nuevas preferencias” de una sociedad que necesita satisfacer su despiadado deseo consumista.

José Saramago, con una prosa cristalina, nos exhorta una vez más a la reflexión sobre este mundo que se precipita en caída espiral. La caverna es la última de tres sentencias (antes Todos los nombres y Ensayo sobre la ceguera) con las cuales ha intentado detener nuestro paso apresurado para congelar el detalle, para derretir la frialdad del corazón.

Saramago relata cómo pasa la vida en el salvaje consumismo, critica a la sociedad que nos aturde. Desde esta caverna, el autor lanza un grito a nuestro mundo indiferente, a nuestra rutinaria inconciencia. El Nobel portugués nos invita a escapar por un momento de nuestras sombras.