Literatura emergente de Querétaro / No. 208
 
Guanajuato, 1986






Memorias de un ángel caído

Deberíamos quedarnos sin palabras,
hasta ir al origen
del misterio que guardan,
más allá de lo que su muro custodia.

He vuelto a olvidar los signos de mi nombre.
He roto los hábitos de la noche
y me he entregado al sueño del día
porque los fantasmas de la mente
nublan los atisbos de la luz.

Me olvidé de que esta realidad también es espíritu
que el teatro en llamas es espíritu
que la materia es espíritu,
soplo de vida,
me olvido
y el tiempo se cristaliza
en los espejos de la ilusión.

Dentro de mí vive un fantasma
aturdido por la historia
del mito, del sueño, del hombre,
más allá del griego que cantó la caída de Troya
o el romano que contó el incendio de la reina Dido.

Digo, no vale la pena revivir
lo que la memoria ha inventado,
pero qué será de Scherezada
sin el verbo mágico
o de Penélope sin las historias
que pronunció para arrullar al mar,
por el que navegaba el marino.

Qué será de los poemas al aire,
estrellas fugaces de esta noche,
cuando Babel haya caído.



Ausencia de ausencia

Y al final todo resulta ser un giro ambulante
de desechos diarios,
cada vez más grandes,
porque mucha es la música y las maravillas,
los desastres,
las palabras que embrujan
dada la realidad siempre cambiante,
subiendo y bajando,
del lado izquierdo o derecho.

No somos el objeto del espionaje,
no hay una autoridad divina ni terrenal
que nos persiga,
ni tampoco somos víctimas
de los que juegan a ser los amos del mundo,
pase lo que pase,
no importará nada de esto,
al final
lo que importa hoy es este sueño aferrado
a la identificación y a lo cuantificable,
a lo externo,
nuestra tendencia a pensar y pensar todo el tiempo,
a pesar de la vista cansada y las ideas cercenadas.

Pero detrás de esto hay un silencio profundo,
eso sí,
una ausencia de ausencia
que no se puede nombrar.



Y tanto

Demasiado el olor de la lavanda,
la semilla con su florecer como promesa,
las sombras en el asfalto con historia,
la luz que entra por los resquicios de las ramas.

La ausencia, la carencia, el deseo, es demasiado.
La densidad del metal,
de las piedras,
el muro colosal entre nosotros, demasiado.

Esta soledad que a veces pareciera cierta
porque uno y nadie más en la llovizna,
porque palabras y caricias que hacen crecer árboles,
el miedo las consume.

Los rostros por las calles, los ojos,
el sufrimiento deja su marca en cada ocaso.
El infierno que calla el más dichoso
nunca será pronunciado
porque lo natural es vergonzoso.

Demasiadas las palabras que no alcanzan
y quedan en la garganta habitando
por un llanto que no fue dado a luz,
que deja nuestra voz rasgada.

El cielo, las montañas, las guerras que ignoramos,
los intereses que maquinan el engranaje
con tantas garantías
que no podríamos librarnos.

Asomamos la cabeza para salir
de la atmósfera asfixiante,
pero la verdad desnuda,
el aire primordial
son demasiado…


Farabeuf

Recuerda con algo más hondo que la memoria,
hemos avanzando hasta el fondo de la noche,
tuvimos que haber recorrido
todas las tonalidades de nuestra galería barroca.

Habría que darle al misterio las gracias
que no vemos sólo lo blanco y lo negro,
porque ni Ormuz ni Arimán
ni tampoco sólo los matices del gris.

Pero al vivir esto por cierto
tuvimos que habernos arrancado los ojos,
para obligar a mirarnos por dentro,
pues sea lo que sea
que aparezca allá afuera,
el vacío nunca se colma
y yo he puesto mi voluntad entera
en alimentar al mundo que invariablemente
traiciona al que crea en él.

Sólo nos aflige lo perecedero,
que son todas las cosas...
Dejo entonces mi pequeño discurso colgado del viento,
Dejo en tu mirada secreta mis versos
porque la inmensidad nos devora.

Nos vemos del otro lado del espejo,
a ver si somos algo más que memoria.

 



Gloria Soto Poeta. Graduada en Estudios Literarios por la Universidad Autónoma de Querétaro y con una carrera técnica en fotografía. Ha publicado en las antologías La mujer rota (textos sobre Simone de Beauvoir), Nueva poesía y narrativa americana, Antología poética femenina contemporánea (dirigidas por León Zelada), así como en Página 1 (Revarena Ediciones, 2016, que reúne poetas de Querétaro). También ha publicado en revistas como Sapere Aude, Onomatopeya y Babel, entre otras. En la actualidad escribe en el blog <anasthasiapernath.blogspot.com>, activo desde 2007.