Literatura emergente de Querétaro / No. 208

Nota introductoria

 
Ciudad de México, 1988










La literatura es una palpitación humana que no reconoce nombres, que trasciende divisiones geográficas. Sin embargo, es común en el gremio literario que los reflectores se dirijan hacia lo que sucede en las capitales. La consecuencia para los escritores es perjudicial, por lo menos en dos sentidos: por un lado, el trabajo de los que se encuentran afuera queda limitado a la apreciación local (en el mejor de los casos), hecho que, en ocasiones, orilla a que la voz tropiece con la adulación de un reducido público, a que el esfuerzo se convierta paulatinamente en comodidad, a que el joven escritor deje de tomar los riesgos del escritor universal —aquellos que solidifican la pluma, reflejo de su espíritu—. Desde el otro sentido, aquellos autores acomodados al centro del tablero, encandilados por dicha luminosidad, se tornan incapaces de percibir y apreciar (menos aún de dialogar con) el trabajo escritural externo. El resultado: queda amputado el potencial de plumas que inicialmente se proyectaban prometedoras, alguna vez poseedoras de la inteligencia y la humildad que todo texto literario bien logrado exige. La verdadera tragedia es para el lector (de cualquier sitio), quien percibirá, en algún momento del sendero, el estancamiento y la mediocridad del que escribe. Es aquí donde cobra gran valor el presente número.

La iniciativa de publicar una edición dedicada a los escritores emergentes en Querétaro, por parte de la bien conocida plataforma que desde décadas atrás ha difundido el trabajo de jóvenes autores mexicanos, es un virtuoso acierto. Los escritores en cuestión hallarán un espacio de diálogo con un público que se asomará sin recato ni expectativa al trabajo antologado. La compenetración (o el conflicto) será natural, crítico y nutritivo.

Al margen de los gustos particulares, el encuentro garantiza una discusión sustancial. Cada línea aquí reunida es reflejo de escritura nítida, propuestas que alcanzan correspondencia y precisión: no hay palabras de más; versatilidad y agudeza: el recorrido trazado al lector es atractivo, cuidadoso, sin curvas innecesarias; sinceridad y contundencia: se escribe desde donde se mira, sin temor de quien se es. Los autores aquí presentes han encontrado —para seguir buscando— autenticidad y solidez en su voz. Este número, por lo tanto y desde cualquier lado, significa un punto a favor de la literatura mexicana emergente.

Cabe hacer un adelanto sobre el gozo que se experimenta ante el arte visual que acompaña los textos: un violento asombro. Por último, defino que la compilación ha seguido la dirección natural del brillo: sin descontar deliberadamente el colorido abanico que compone la escena literaria en Querétaro, los reflectores han sido apagados para seleccionar aquellos trabajos que poseen luz propia, cuyos autores hoy se encuentran en su propio punto de partida.




Alejandro del Castillo Fundador y director del sello Revarena Ediciones. Actualmente cursa la maestría ejecutiva en Artes en la Universidad de Melbourne a través del FONCA, el CONACyT y el programa Endeavour del Gobierno de Australia. Su trabajo de poesía y narrativa ha sido publicado en revistas de literatura nacionales e internacionales. Obtuvo el segundo lugar en la categoría de cuento del Concurso 43 de Punto de Partida (UNAM) y el primer lugar en el Concurso Internacional de Ensayo José Saramago para Estudiantes (UNAM).