Del Árbol Genealógico / No. 208

Poemas

 
 



Enuma Elish

Amanecemos tan pronto
en un delicado vergel de amatistas
en la égida insolemne de la tromba
Amanecemos tan de prisa
así de frágiles, marchitos
redondos en la mácula sombra de la investidura
desierta en el costado que nos profundamente nombra
Y nos desnudando vamos
silentes y ajados como la sordera que les precipita
a tramos recorremos de los días
el pesado fardo, la incompleta calma de la lluvia
De un pasado que nos inventa es que huimos
de la ceguera que nos antecede, de la caricia que se nos pierde:
todo lo que nunca hemos sido
En la cuenta de las fracciones
de este cuerpo creador de sangre
que crea cuerpo que crea sangre que crea cuerpo
nos miramos, gota a gota, en las solvencias de la carne
en la disminuida llama que lentamente se apaga
en el pesado humo de cada miembro en su caída
Y corremos fragmentados al coro de voces
que nos solitariamente llama
al sonido de ropajes que sigue presuroso
Evitamos de tarde en tarde responder
al silente canto de las aves
Quién grita mi nombre
Quién señala el verde prado, la limpia cizaña
Quién reclama de su dueño, su amo
una tunda, un azote por mediodía
Es la suerte que está echada
    Es la mano feroz que nos encierra y nos arroja sin daño
        Es el rebote de dados que nos bendice
Despacio caímos al pecado
silentes somos ante el azar incontenible
de ser hombre, ser mujer, ser gato
Tiramos con ambas manos de este cordel
desvencijado, amuleto indescifrable que nos une
tiernamente a nuestros padres
Los hábitos de la ceniza
el sílice crucifijo que cabalga porcelana
las habitaciones donde hemos amado
Un hombre es tierra y agua
sólo arena que se funde al contacto
cristal y cicatrices, augurios en la piel
por cada año en silencio que admiramos los prodigios
Era todo mirabiliis factum:
el luminoso eco de un andar por otra avenida
la torrente lumbre que despedía el polvo sobre los objetos
El milagro, la piel airosa, ventolera en su cima
de águila enardecida
La corriente móvil, el río —el mismo—
sus pausas que no terminan de suceder
éramos torrente de cinco mil años
una suma de talentos, un salobre vestigio de esmeraldas
refulgentes en la palma de la tromba
(En el cristal de tu divina mano
de un punto a otro de mi destierro
más osado, pero más perdido
En la crujiente calma de tu mirada
de un todo fulgurante a uno oscurecido
me solitariamente lleva el arcano
En el inminente recorrido de mi yerro
del desierto a la lluvia anegada
por la mirada contenida de la sombra)
Y ha pasado nada, el polvo —el mismo, las aves
el viento y sus pétreos aromas, todo lo mismo
una epidermis de cansancio nos cubre pacientemente
para evitar la ruina, la desgracia de ser inmóviles
en los líquidos restos del día

Cuando en lo alto solitario sol
se pierde, es que el lento animal
que somos se inclina recóndito
y termina de nombrar
aquello que juiciosamente no alcanza:
una tortuga que entre risas corre
a la destemplada orilla de la ola

De Erradumbre, Mantis, 2003



Escrito con ceniza

Lo feliz me viene del lado materno:
Todas esas charlas al filo de la mesa
dieron para un hijo y ciertas noches,
en que, por temor a la oscuridad,
escondía mi cuerpo desnudo en los límites
de una mujer desnuda (creía que la luz llama
a la luz, por tanto frotaba hasta encenderla).
Con el resto de las cosas tengo problemas:
Mi memoria no sirve, recuerdo todo una sola vez
y luego olvido hasta las letras del alfabeto.
¿De qué color es la moneda que sostengo en mi mano izquierda?
¿Qué es color, qué es izquierda? corro a preguntarme en voz alta.
Tampoco sé volar.
A veces bebo y bebo,
hasta que el orden vertical del mundo
se altera: lo bajo por lo alto, o los costados en el cielo.
Entonces el mundo es de agua y corre vertiginoso
en espirales que se hacen más grandes.
No controlo mi risa en lugares públicos
y mis palabras ofenden a las colegialas.
También desconozco mi nombre o el significado
de estos papeles.
Olvidaba, es cierto, ya lo dije, que estoy loco
y tengo un miedo personal a los aviones.

De Plexo, Fondo Editorial Tierra Adentro, 2011




Luis Alberto Arellano (Querétaro, 1976-2016). Poeta, ensayista y editor. Fue miembro fundador de Crótalo Revista Literaria, coeditor de la editorial Sangremal y miembro del consejo editorial de Mantis Editores. Sus textos aparecen en una veintena de publicaciones periódicas nacionales y del extranjero, así como en antologías de poesía y de ensayo. Publicó los poemarios Erradumbre (Mantis, 2003), De pájaros raíces el deseo (Écrits des Forges/Mantis, 2006), Plexo (FETA, 2011), Bonzo (Ediciones El Quirófano, 2012), Grandes atletas negros (Luzzeta, 2014), Contranatura (Editorial Ponciano Arriaga/Editorial Torbellino, 2015) y el libro de ensayos Fotogramas del ocio clase B (Gobierno del Estado de Querétaro/Calygramma, 2013). Tradujo Todo alrededor de lo que se vacía, de Linh Dinh, y Una probada de miel, de Bob Flanagan y David Trinidad. Textos suyos se han traducido al catalán, árabe, inglés, alemán, portugués y francés. Fue becario del FOECA-Querétaro y del FONCA.