Editorial / No. 207


La Dirección de Literatura de la UNAM, que publica esta revista, coordina un programa de talleres de creación literaria en distintos planteles de bachillerato y licenciatura de la Universidad, herederos de aquellos que desde fines de los años sesenta y en la década del setenta impulsaron Margo Glantz y Eugenia Revueltas como parte del proyecto Punto de partida —son ya legendarios los impartidos por Miguel Donoso Pareja y Juan Bañuelos en Ciudad Universitaria—. Estos talleres constituyen un esfuerzo formativo para apoyar y encauzar el interés de jóvenes universitarios que, bajo la tutela de un sólido grupo de maestros y con la dinámica de continuidad que implican, pueden —o no— reafirmar una vocación por la literatura.

Punto de partida presenta una selección de textos producidos en estos grupos, a manera de incentivo y promoción del trabajo de los participantes y de sus maestros. De los ocho estudiantes incluidos en este dossier, y en correspondencia con su grado académico, unos empiezan a escribir y otros ya tienen un cierto camino andado. Los más jóvenes, alumnos de bachillerato —Jared L. Morales, Araceli Amador y Citlalli Mendoza—, abordan la minificción con énfasis en la búsqueda del cierre sorpresivo, a excepción de Abril Ramírez, quien se decide por el ejercicio analítico del ensayo. Por su parte, Karla Páez y Andrea García, de la FES Iztacala y la Facultad de Derecho respectivamente, participan en es ta muestra con sendos poemas; mientras que Francisco Fer nández y Raúl Solís, del taller de creación impartido en la Fa cultad de Ciencias Políticas y Sociales, presentan cuentos. En el caso del segundo autor, su texto puede considerarse un claro ejemplo de hibridación entre el periodismo y la ficción. Para cerrar el círculo —o abrirlo— incluimos en Del Árbol Genealógico un conjunto de prosas del narrador, poeta y ensayista michoacano Gustavo Ogarrio, quien además se desempeña como profesor de Literatura en la Facultad de Filosofía y Letras de esta institución.

Al margen del dossier, el número presenta la colaboración de tres poetas que perfilan ya una carrera sobre saliente: Aurelia Cortés Peyron articula distintos discursos en seis poemas que forman parte de su proyecto como becaria del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes; Julia Piastro comparte tres piezas en que la voz poética recrea con precisión su tránsito por una zona de la Ciudad de México, y el costarricense Ismael Murillo aborda la enfermedad y el dolor en una serie de prosas. Además, publicamos a los ganadores del concurso La crónica como antídoto / Las dimensiones del ocio, convocado por el Centro Cultural Universitario Tlatelolco y las direcciones de Literatura y Fomento Editorial de la UNAM: Leonardo Tabares, con una plena reivindicación de la vida al margen de la sociedad de consumo en su crónica “Vivir sin un peso”; Xóchitl Rivera, que narra el día a día de una barista en una secuencia de viñetas entrañables, y Héctor Ríos, quien conduce al lector en un recorrido periodístico por los canales del único remanente de la otrora lacustre Tenochtitlán: Xochimilco.

Mención especial merece el portafolios del artista visual Javier Peláez que discurre por las páginas de esta edición. Se trata, en su mayoría, de un conjunto de tintas realizadas a manera de tarjetas postales que forman parte de su serie Sombras de Tokyo, producida como resultado de una residencia artística en Japón el año pasado. A propósito de este trabajo, incluimos en El Reseñario un texto del curador Christian Barragán estructurado en un formato que se corresponde formal y conceptualmente con la serie gráfica de Peláez.

Para finalizar este comentario, reiteramos la invitación a nuestros lectores a participar en el concurso literario y gráfico de Punto de partida, cuyas bases pueden consultarse en <www.puntodepartida.unam.mx>, y que cierra el próximo 12 de marzo.

Carmina Estrada