Un Madrid de la mente / No. 206
 
Ávila, 1987




Aventuras de Nanet y Bone

Nanet ha tenido un parto X pero Bone se roba al bebé con la ayuda de una escopeta. Bone parece feliz al tocarlo. Nanet está muy guapa pero no sabe nada. Sólo duerme en la clínica X. El bebé sustituye al conejito. El bebé no sustituye a la masa de pizza. Son cosas que pasan. Nanet fuma un cigarro en el patio. Ya no se balancea. Mira al foso, ve la tierra barrida por lombrices.


*


No es una piba que toma el sol en la calle, está en una cama, y el sol la toma con ella. Bone acaricia la masa de la pizza como si fuera un vientre embarazado o una teta. Después llora. Después salta la tapia. Después se mete en una piscina. Después compra un boleto de la rifa del barrio. Después no le toca. Después hornea la pizza, y ya no parece nada más que pizza. Después llora.


*


Nanet se bebe una botella de vinagre y se baña en una bañera de vinagre. Fuma fuma fuma. Ve el patio llenarse de amigotes. No, es el foso. Una tierra barrida por amigotes. El toldo verde del verano hace sombreados y puntitos iridiscentes. No es su cara, está en una bañera de vinagre y el sol la toma con ella. El padre no existe. Desconocido. Paradero desco nocido. Ángela Segovia ha publicado los libros ¿Te duele? (V Premio Nacional de Poesía Joven Félix Grande; Ayuntamiento de San Sebastián de los Reyes, 2009), de paso a la ya tan (Ártese Quien Pueda, 2013) y La curva se volvió barricada (La Uña Rota, 2016). Parto X, postura X, paradero desconocido de todos. Nanet imagina que el vinagre la borra. Pero Bone entra y la saca con la ayuda de una pistola. Acaricia su vientre embarazado y después llora.


*


Somos como un liquen le dice Bone a Nanet, tú eres el alga y yo el hongo, o al revés, eso es lo de menos, Nanet. Nanet tiene ganas de vomitar, es normal. No es por el bebé ni por el conejo sino por Bone. Bone no entiende nada, discute por el teléfono, hace que dispara a un gato que se acerca y luego a un señor que se acerca. Luego Nanet y Bone se van de excursión a un locutorio. Nanet juega con la maquinita de chicles, y Bone espía. Al bebé se lo han olvidado con el conejo, a Nanet no le importa, sólo quiere un tipo de vida X con un tipo de X en paradero desconocido. Nanet juega con la máquina de chicles. Es sólo un segundo, ve una ola acercarse a máxima velocidad. Hace pompitas de chicle que estallan en su mandíbula izquierda y en su mandíbula derecha. Es un constructo que determina la vida, así es.


*


Cuando abre la sábana sale un chorro de polvo luminoso. Bone siempre piensa en metáforas sexuales, esa es la verdad. Nanet espera en la puerta, se sube una media, se sube la otra, se sube al furgón pizzería. Saca el toldo verde. Pincha agujeritos con el piti para que la luz pase haciendo mone rías. Bone aparece en el ventanuco y grita Nanet deja en paz mi furgón pizzería lo vas a joder. El conejo deja pelos en la bañera mientras el bebé deja babas en su caja de cartón. Na net y sus medias. Bone y su montaña de bollos bañados en litros de café se asoma al ventanuco y grita ¡Nanet, espera! Conejo y bebé dispensadores de pelos y de babas no hablan ni nada.


*


Nanet, Bone y una fiesta de electrónica en un basural. Bone que no sabe bailar. Bone que ve ratas en los resquicios. Que en todos los resquicios. Los vasos que fosforecen. Las colitas que fosforecen. Nanet salta sobre la basura petrificada, su pelo enrulado salta. A Bone se le ocurren dos ideas. La prime ra es sacar a las ratas con la ayuda de una escopeta. La segunda es preparar pizzas en su furgón pizzería. Gana la segunda idea por un punto de diferencia.


*


Pero entonces pasan unos tíos con unas cañas de pescar y le piden a Bone que les dé un paseo hasta el puerto en su furgón pizzería y Bone dice, vale tíos, y se van a pescar al puerto donde sólo hay unos peces blanquecinos contaminados por el aceite de los barcos pero igualmente se ponen a intentar lo mientras Bone piensa, mierda, me dejé a Nanet y se va corriendo, y mierda, me dejé al bebé, y se va corriendo, y mierda, me dejé el furgón pizzería, y se va corriendo, y mierda etc., y nunca acaba. Y Nanet piensa, oh, no sé si esta luz es de amanecer o de atardecer, y oh, paradero desconocido de toda la gente, y oh, no sé si esta luz es de amanecer o de atardecer, y oh, puede que el mundo se esté acabando, y oh, vamos a morirnos todos, y oh, el conejo y el bebé seguro que se salvan, y oh, dónde dejé las bolitas de chicle, y oh, dónde está Bone, y oh, dónde está el furgón pizzería, y oh dónde está el basural, y oh oh oh! Y nunca acaba.

*


Bone coge la caja de cartón y le dice al bebé, bebé, tú y yo somos como un liquen, ¿sabes que los líquenes pueden vivir más de mil o dos mil años bebé? Tú puedes ser el alga si quieres bebé, dice Bone. El bebé sonríe y vomita. No es por el liquen ni es por Bone ni tampoco es por el conejo. Es sólo porque es un bebé. Bone pone al bebé encima de una masa de pizza y lo empuja un poquito y la masa hace como que se co me al bebé pero no. Bone piensa en lo guay que debe ser. Se deja llevar por la fantasía. Bone en su furgón se deja lle var por la fantasía de una masa de pizza gigante sólo para él.

 
(de La curva se volvió barricada)




Oro y bondad

Me he quedado dormida
mi señor
caminaba
y en la plaza vi un cuerpo que giraba
sólo que no era un cuerpo que giraba
era el viento que giraba
sólo que
bueno
no era el viento que giraba, era, mi señor
era el mar infinito y casi no determinado de la conciencia
que giraba levantando las ramas de las araucarias
sólo que
no eran araucarias mi señor
ni eran piñones aquellos que caían
eran chopos, espejeaban
sus hojas decían ahora sí ahora no
decían bien sí o bien no
decían otrora sí otrora no
se oía de lo lejos un ruido metálico
tan delicado que podrías cortarlo con los dientes
si pudieras tan sólo
ser capaz de
morder un sonido

A continuación se desprendió la lona
y cayó la imagen
la imagen no era una nada
era el amor
Se desprendió una ratio un rezo una razo
un vers y
sabes qué imagen cayó?
La imagen pura del amor cayó
Aquella imagen giraba giraba en el centro de la plaza
los niños la miraban la miraban también ellos hacían
círculos con los ojos y con sus
pequeños piececitos y las lilas
se despegaban
de las junturas, de los altares, de los misales
y ascendían en bloque en
el cielo en el borde quemado de las araucarias
quiero decir, de los chopos
y era natural porque era
era lo más excepcional

—me detuvieron en llegando—
—dije que no sabía nada—
—se había borrado la imagen de la cruz pero no no temía—
—lo pasado, pasado es— les dije
—lo borrado, borrado queda—
—no se lamenten—
Por último, vi dos perros enormes reventar con sus músculos el aire, azoradas sus mejillas en su viro veíase el mar infinito y casi no determinado de la conciencia abrirse como un remolino y
sus siluetas se plegaban y se desplegaban contra el morado del paisaje:
Llámalo velocidad
Llámalo energía
Llámalo mejor valentía
Argumento es
el brillo que desprendían
—¿y sabes qué raza era, digo, qué rezo?—
—uno mestizo: les salía por la boca balbuciendo
                               oro y bondad—

(inédito, de Amor divino)


Ángela Segovia ha publicado los libros ¿Te duele? (V Premio Nacional de Poesía Joven Félix Grande; Ayuntamiento de San Sebastián de los Reyes, 2009), de paso a la ya tan (Ártese Quien Pueda, 2013) y La curva se volvió barricada (La Uña Rota, 2016).