Un Madrid de la mente / No. 206
 
Madrid, 1990




Una semana de vida

no eres humano. tus orejas pequeños milímetros cómo van a ser humanas. no es humana tu manera de respirar. o ese corazón agitado que nació de un corte en el vientre. corte que no es humano. no es humana esta manera de nacer. esta manera de mecer. esta manera de querer milímetro a milímetro, miniatura a miniatura, piel a piel-pequeña entre mis pechos. me dijeron que eras persona, pero eres pez. u oso. o perro relamiéndose los dedos al sol. no eres humano ni persona: eres ictericia, pezonera y pinza, ojos indecisos que miran con asombro. no eres humano: sólo eres hueso baba. hueso suave. hueso enamorado de llanto y calor.



¿Te habrá cambiado mucho la vida, no?

por ejemplo las peleas con papá son en silencio
por ejemplo si me masturbo después me lavo
las manos con jabón muy fuerte
froto muy fuerte si me masturbo y si me lavo
froto muy fuerte mis manos y mi conciencia
por ejemplo no hay tiempo para cocinar
como pan con aceite y un poco de gomasio
por ejemplo mi estómago es distinto
no tolero lo que tú no toleras
y mi cuerpo se resiste a adelgazar
por ejemplo los poemas los escribo por las noches
por ejemplo los escribo a escondidas por las noches
por ejemplo me importa la política
o tu futuro
o desear otro país
por ejemplo con ojeras también me veo linda
por ejemplo ahora sé qué significa muselina
pelele
dudú
por ejemplo tengo miedo a olvidar el carmín en la boca
marcar tu frente con mis labios
ensuciarte de rojo para siempre
por ejemplo nunca había amado de este modo
por ejemplo a veces me arrepiento
por ejemplo ya no quiero que los gatos duerman
en la cama
por ejemplo no me acuerdo de las cosas que han cambiado
creo que la vida siempre ha sido así
veloz y peligrosa
lenta y este ruido
brillante cuando estoy a vuestro lado



Los buenos padres

unos pies que nunca han tocado el suelo
no deberían ser llamados pies
en todo caso lo que agita sus dedos
al final de tu cuerpo
lo que me da patadas en la cama
o lo que tocas con extrañeza
demostrando una flexibilidad increíble
podría llamarse aleta
alita
algo pequeño que sugiere vuelo
que invita a la velocidad
algo blandito
los llamaremos pies
porque aunque no hayan caminado aún
lo cierto es que tienen la forma perfecta
la miniatura perfecta de aquello
que algún día no muy lejano
echará a andar
acaricio tus pies cuando estás dormido
y la cosquilla te estremece
acaricio tus pies cuando juegas en la hamaca
y siento en ellos el fresco y los nervios del verano
acaricio tus pies al salir de la bañera
y se me resbalan entre las palmas
como dos peces de acuario
unos pocos centímetros de tu carne bastan
para definir la bondad
la pulcritud
la inocencia de un cuerpo
que nunca toca el piso
salvo cuando en un despiste adulto
cae de la cama e impacta
piel contra mosaico
cabeza contra suelo hidráulico
qué ironía
quizá los buenos padres que han dejado caer a su bebé
tampoco deberían llamarse buenos padres



Baño en el lago de Sloterpark

quería que la primera vez que vieras el mar fuera en el sur
más concretamente en el cabo de gata
y más concretamente aún en el arrecife de las sirenas
o en aquella cala hecha de escombros
entre las salinas y la fabriquilla
donde una vez en primavera tuve que lanzar rosas al azul
quería eso y fui egoísta
porque en vez de celebrar tu cuerpo en la arena
de cualquier playa divertida
yo quise llevarte a la de un recuerdo íntimo
mirarte vivo allí donde miré la muerte
y bautizar aquel encuentro
como una casualidad artificial pero memorable
sin embargo
el destino quiso que tus ojos se toparan en agosto
con el agua extranjera del mar del norte
y con el barro de los canales holandeses donde los patos
baten sus alas levantando las mismas gotas
que salpiqué sobre tu tripa
el último día de vacaciones en sloterpark
fue allí donde descubrí que el arrecife
es un lugar que sólo existe en mi cabeza
una imagen hecha de sal y espuma
que lo inunda todo y se parece a tu mirada
da igual la cantidad de veces
que te hubiera imaginado en el mar de los deseos
creo que lo que me libera del miedo y de la muerte
es verte vivo en todos mis paisajes

 

(de El arrecife de las sirenas)

Luna Miguel ha publicado seis libros de poesía, los más recientes son La tumba del marinero (La Bella Varsovia, 2013), Los estómagos (La Bella Varsovia, 2015) y El arrecife de las sirenas (La Bella Varsovia, 2017).