Editorial / No. 206


Como cada año, Punto de partida dedica un número especial a la nueva literatura del país, región o ciudad invitado a la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, con el ánimo de propiciar el contacto de nuestros lectores —jóvenes universitarios esencialmente— con obra escrita por autores generacionalmente cercanos de otras latitudes en habla hispana. Esta vez, la fiesta de los libros está dedicada a la ciudad de Madrid, por lo que presentamos una muestra de escritores —siete mujeres y cuatro hombres— nacidos entre 1982 y 1991, seleccinados por el poeta y crítico Martín López-Vega y antecedidos, en la sección Del Árbol Genealógico, por un poema inédito de la madrileña Julieta Valero, quien generosamente comparte con el público de esta revista una pieza notable sobre el paso del tiempo.

Para el compilador Martín López-Vega, Madrid es “una ciudad que acoge […] abierta, generosa con quien llega, curiosa y receptiva”. Desde este lugar ha integrado una selección no exclusivamente de poetas nacidos en la capital española, sino de aquellos que habitan, como él ha titulado el dossier, “Un Madrid de la mente”. Un grupo de escritores nacidos en distintas regiones del país que radican, visitan o asumen a Madrid como el territorio de su poesía. Así, abre la muestra con un breve poema en euskera —y su versión en castellano— de Hasier Larretxea, y lo cierra con fragmentos de otro en el que Sara Torres aborda, desde la experimentación con la forma, una fiesta tradicional: la verbena de agosto. Entre ellos, un abanico plural de recursos, temas, acercamientos: la irrupción de la memoria —el paisaje y la lengua—, como en Fruela Fernández y el mismo Larretxea; un énfasis en la creación de personajes e intención narrativa, como en Ángela Segovia y Elena Medel, quien aborda con pericia las relaciones de poder y género; la crudeza con la que Martha Asunción Alonso mira a su generación; la ironía y el humor cáustico en el largo aliento de Berta García Faet; la experimentación formal tan contemporánea de María Sánchez y el carácter íntimo que da fe del azoro ante una vida nueva en los versos de Luna Miguel; la intensidad en la voz de Pablo Fidalgo, o el mesurado acercamiento de Juan Bello a lo “Nada extraordinario”, como nombra uno de los poemas seleccionados por López-Vega para este número que es, en sí, un compendio de voces de una generación a la que le tocó en suerte atestiguar tanto la bonanza como la crisis.

En cuanto a la imagen que recorre estas páginas, publicamos una serie de la artista Elena Díaz, egresada recientemente de la Universidad Complutense. En 1,2,3. Los lugares de mi memoria, producida formalmente como fotolibro y presentada en estas páginas siguiendo la línea narrativa original, Díaz reflexiona sobre la identidad y la interrelación familiar a partir de un reportaje de tres familias en las cuales la vida gira alrededor de un enfermo de Alzheimer. Un trabajo conceptual concretado en una secuencia de imágenes poderosa e inquietante.

Para cerrar este comentario, agradecemos a quienes con su gestión y contactos propiciaron esta edición: Elena Vozmediano, Miguel Ángel Blanco, Claudi Carreras, Gonzalo Golpe y Luis Castelo. A los poetas que integran “Un Madrid de la mente”, así como a los jóvenes lectores y escritores mexicanos que nutren las distintas publicaciones del proyecto Punto de Partida, les reiteramos la invitación a seguir tejiendo redes entre las diversas literaturas que habitan la lengua castellana.

Carmina Estrada