Editorial / No. 204



“Nunca después”, de Pura López Colomé, es el poema que abre, en la sección Del Árbol Genealógico, este número de verano de Punto de partida. Agradecemos a la autora, quien comparte con nuestros lectores esta pieza que reinterpreta, desde una anestesiada duermevela, ciertos referentes orográficos en una concatenación de versos, muchos de ellos memorables. El poema de López Colomé, jurado de Poesía en el Concurso 48 de la revista, cuya primera entrega de ganadores publicamos hoy, abre paso a las dos series poéticas merecedoras de premio en esta edición del certamen.

En el caso del primer premio, “Seres aplastados”, de Anna Angulo, su publicación al inicio del dossier responde, precisamente, a una lógica de contraposición. Se trata de una serie de poemas en clave de humor cáustico, que van directo al lector mediante un lenguaje que mezcla la rudeza y la calidez en su descripción de la cotidianidad. Le sigue “Los rastros del amor en la ciudad”, de Daniel Salazar, un conjunto de corte más clásico, con un trabajo de depuración y una clara atención a la imagen poética.

En narrativa publicamos a los dos ganadores en la categoría Cuento: Rafael Esteban Gutiérrez con “La aprendiz de Nicole Kidman”, historia entrañable narrada por una hermana muerta en un lenguaje emparentado con el cinematográfico; y Gabriela Solís Casillas, que cuenta en “Carolina” la imposibilidad de relación de unos personajes apresados por el fanatismo y el dolor de los recuerdos. En Ensayo, dos piezas notables: “El autómata jugador de ajedrez”, de Ricardo Medel Esquivel, retoma la historia de El Turco, un artefacto que intrigó a científicos y escritores a fines del siglo XIX; y “Gansito Marinela”, de Ricardo Macías, pone a debate las preocupaciones filosóficas del autor a partir del análisis de su adicción al pastelillo que titula el texto. El cuerpo literario de este número cierra con tres reseñas a sendos libros publicados en años recientes, a cargo de Elisa Aguilar Funes, Alonso Núñez Utrilla y Víctor Cabrera.

La parte gráfica merece, como es costumbre, atención especial: esta vez, las series ganadoras de premio presentan, ambas, un claro énfasis conceptual resuelto con fortuna en la imagen. Desaparecer es “dejar de existir”, tintas con una temática social realizadas por María Fernanda Enríquez, y Coloración degenerativa, de Santiago Amaya O’Farrill, quien retoma las clásicas plantillas de dibujo numeradas y las integra en una propuesta que invita a la interacción artista/espectador. Como portafolio desplegado en estas páginas contamos con obra de la fotógrafa Koral Carballo, que comparte generosamente imágenes —algunas un tanto perturbadoras— de su serie Estudio sobre la neurociencia del sueño.

A manera de cierre, quiero hacer mención de los escritores y artistas que integraron el jurado de este concurso 48: Magali Tercero, Julieta García González y Felipe Restrepo Pombo; Ana Clavel, Cristina Rascón y César Gándara; Daniela Tarazona, Karen Chacek y Marcial Fernández; Ingrid Solana, Enrique Díaz Álvarez y Lobsang Castañeda; Lourdes Almeida, Marisol Paredes y Javier Hinojosa; Martha Hellion, Maribel Portela y Sergio Ricaño; Pura López Colomé, Paula Abramo y Luis Paniagua; y Yael Weiss y Hernán Bravo Varela. A todas y todos, nuestro agradecimiento.

Carmina Estrada