EL RESEÑARIO / No. 203


 

La esperanza del escepticismo



Lauri García Dueñas

 

Anafábulas
Josu Landa
UNAM, 2014.


Vivimos tiempos desalentadores política y socialmente. Parece que el sensus communis es el menos común. El cinismo de los gobernantes, de los servidores públicos y de los ciudadanos de a pie está llegando a niveles insostenibles para la convivencia.

Es ahí donde aparece la figura del poeta, del filósofo y del escéptico, para echarnos en cara ese patetismo, esa evidencia de que muchos podemos ser egoístas y oportunistas y estamos llevando a nuestra especie a la extinción. Es ahí, en la esperanza descarnada que surge después del desengaño, de haber craquelado cualquier corrección política, desde donde puede leerse Anafábulas de Josu Landa (Caracas, Venezuela, 1953), un libro urgente para esta época.

Sencillo, sin rebuscamientos esteticistas, pero no por ello carente de aguda ironía y estilo literario, Landa demuestra, de nuevo, su capacidad de síntesis y de observación como en su poemario Extinciones (El Otro El Mismo, 2012).

El lector no se enfrentará a una lectura fácil, porque, si bien el libro se contonea por los llamados “lugares comunes”, también hace gala de un aparato crítico y estudioso, por lo que algunas veces habrá que recurrir a la investigación para que la fábula y la risa puedan completarse. Anáfabulas pone en duda la inteligencia soberbia del humano, esa que José Gorostiza llamaba “soledad en llamas”, y denuncia, entre tantos defectos, la aprehensión del paranoico:

IRONÍA

El epitafio en su tumba decía: “El temor a morir le impidió vivir”. Dicen que, cuando murió, en su búnker “inteligente” encontraron un montón de pólizas de seguros y un gran altar con santos y deidades protectoras, pero ningún rastro de amor. (p. 21)


No se trata de idealizar por idealizar a las causas y a los caudillos y, aunque las recientes protestas sociales suelen defender a los maestros y denostar a sus detractores, hay algo en el magisterio que también se está tambaleando:

MAGISTERIO

Con ese bostezo infinito, en verdad cósmico, el Perezoso nos ha dado una lección de vida que nos negamos a aprender. (p. 25)


Gran parte de lo que este libro nos está diciendo a dentelladas se resume en esta fábula del teatro grotesco en que se ha convertido eso que llamamos mundo:

THEATRUM MUNDI

Cuando se aprestaban a cumplir el nuevo mandato —“Amaos los unos a los otros”, descubrieron que en realidad no sabían qué es amar, qué es uno ni qué es el otro.

Para no dejar, decidieron convertirse en actores e impostaron actos de amor falaz, con elencos de “unos” postizos y falsos “otros”. En el escenario, todo ha sido guernicas de genocidio, hiroshimas de destrucción, himalayas de cadáveres y un rechinar de dientes que no cesa. (p. 45)


La paradoja y la ironía son algunos de los recursos que más abundan en este libro que denuncia este tiempo de muerte:

PARADOJA

No tienen por qué creerme, pero estoy casi seguro de haberme topado con Sileno, aquel extraño dios de los antiguos. Fue hace unos días. Andaba borracho, como de costumbre, y decía lo mismo de siempre: que es preferible no haber nacido y, después de eso, morir. Acaso es lo que lo mantiene vivo por los siglos de los siglos; esa necesidad de predicar; aun cuando lo que predique sea la muerte. (p. 68)


Como en el caso del poeta que se maravilla ante la belleza de la mujer inalcanzable en Extinciones, en Anafábulas asoma ese mismo sentido de goce y asombro frente a la figura femenina y se perfila una ácida crítica hacia el machismo embrutecido:

ERÓTCA ERRÁTICA

La Diana se abre toda y ofrece su centro. Es la Flecha la que, por inepcia o crueldad, falla casi siempre y la deja con las ganas. (p. 70)


Sin embargo, el amor idílico, publicitario, pleno de cursilería, tampoco escapa del ácido señalamiento de imposibilidad del poeta:

CORAZÓN ABIERTO

Estaba muy contento, porque ella le acababa de entregar la llave de su corazón. Hasta que se enteró de que circulaban varias copias por ahí. (p. 80)


El poder político, religioso y mediático están justo frente a la flecha de este poeta filósofo cuya exactitud para nombrar y criticar la realidad reside precisamente en la convivencia de la palabra y el pensamiento dentro de su oficio:

NUEVA ERA COMUNICACIONAL

En lugar de gritar “¡Que viene el Lobo!”, el Pastor convocó una rueda de prensa.

—Ya estaba harto de que nadie reaccionara a mis llamados de alerta—, explicó el Pastor.

El asunto pasó a ser pasto de hermeneutas, peiodistas, tertulianos y comunicólogos.

Mientras dilucidaban si el mensaje era el Lobo o el medio empleado por el Pastor, la fiera se

comió todas las ovejas. (p. 76).


El llamado es a no ceder la voluntad, la “agencia” de la que habla Anthony Giddens. Éste es el texto que más me habla en lo personal, mi favorito, donde la fábula se completa, única:

INCREÍBLE

El viejo Camaleón tenía una piel para cada sol, para cada ambiente.

Hasta que un día borroso y frío, de niebla y humo, sin energías ni ganas para nada, tuvo que

dejarse ver como era.

Nadie le creyó su única luz, pura y verdadera. (p. 83).


Anafábulas destruye todo rastro de ingenuidad posible frente al teatro del mundo, nos orilla a reconocer nuestro patetismo, nuestra crueldad e irresponsabilidad como mamíferos irredentos que no abrazamos la cultura, pero estos sentimientos que nos quedan al finalizar la lectura no son sólo derrota y desfallecimiento puros, sino esperanza de que podemos y debemos cambiar el rumbo del género humano. No somos meros receptáculos de la fatalidad. Anafábulas es un llamado para poner en acto nuestro libre albedrío.




Lauri García Dueñas (San Salvador, 1980). Poeta, escritora y periodista. Maestra en Comunicación y Cultura por la UNAM. Ha publicado los poemarios La primavera se amotina (elcuervo, 2005), Sucias palabras de amor (Fridaura, 2008), Del mar es el ahogo (Praxis, 2011; XVII Premio Interamericano de Poesía Navachiste, Sinaloa, Jóvenes Creadores) y El tiempo es un texto indescifrable (Proyecto Literal, 2012), así como las plaquettes Cuaderno africano (Casamanita Cartoneira, 2014) y América (Kodama Cartonera, 2015), entre otras. Es coautora de los libros de investigación periodística Tribus urbanas en El Salvador (El Faro, 2011) y El asesinato de Roque Dalton. Mapa de un largo silencio (Aura Ediciones, 2012). En 2011 incursionó en el teatro con Mientras más se grita menos se mata (adaptación y texto). Parte de su obra ha sido traducida al inglés, al catalán, al alemán y al árabe. Mantiene el blog <laurigarcialuciernaga.blogspot.mx>.