Trece poetas (1990-1998) / No. 201
 
Oaxaca, Oaxaca, 1992





En general



Me gusta que algunos poetas aceptan lo inútil
que puede ser nuestro trabajo, lo inútil que es nuestra alegría
momentánea.
Pero a la gente nos gustan las cosas inútiles:
como oler cafeterías
o dibujar en la arena.

También sufrir es inútil
y nadie sabe para qué o quién soñamos
aunque eso no signifique nada.
Al poema tampoco le interesa significar
y su inutilidad lo asemeja
a las cosas de la vida.



Ese disperso amor es mi desanimado secreto


Nos besamos. Nadie más en casa.
Arrugado, Ian Curtis
(en una camisa)
nos ve desde el suelo,
junto a tus pantalones.
Tenemos la misma edad,
pero su cadáver de 23 años es más viejo que nosotros.

Aquí todo está bien, nuestra desnudez
es lo más natural y podría escribir algo
sobre lo unificada que parece la vida
desde tu cuarto, sobre lo maravilloso
que toca Velvet Underground esta noche
(aunque el amor dure un día

no habría dignidad alguna
en abandonar un mundo sin momentos como éste,
en que sólo una pequeña luz,
junto a tu cama,
nos ilumina).



Plagio después de leer un poema de Drummond de Andrade sobre ti


En esta ciudad con 10 millones de habitantes
estoy solo en mi cuarto.
Solo en el mundo.
Hace poco un ruido anunció la vida
a mi lado. No era vida humana,
pero esos insectos también son vida,
quizá tienen enfermedades en esta época del año
y es probable que se enamoren
sobre la estufa, cuando apago la luz.
Aun así no son suficiente,
yo precisaba de cierta mujer
que entrara en este minuto
a escuchar música en la oscuridad,
a salvar del aniquilamiento este minuto
y este cariño enormes.



Noticias enfermas y tristes


El poeta se corta las venas
en homenaje a su país natal.
N/P

 


1.

Los cuerpos de Laura Pavón, Octavio Rodríguez y Leobardo García
a oscuras
en una recámara de refrigeración.

Sus ropas (maltratadas por el ácido sulfúrico)
están sobre un escritorio.
El aire huele a formol.
La sangre escurre de la plancha.


2.

Esta cruz de madera
enterrada junto a las cañas de azúcar
representa un ejecutado.


3.

En un terreno baldío de Veracruz
hay ropa amontonada: tallas juveniles
manchadas de sangre.
“Al menos dos pantalones podrían ser de mi niño.”


4.

25 años
1.55 metros
Morena clara / cabello largo y oscuro
un infinito en la parte trasera del cuello
una huella con la frase “soy su voz” en la clavícula
un búho en la cadera: recuerdo que tenía tres tatuajes.


5.

Antes escribía poemas de amor,
ahora lloro todo el tiempo.



¡Gracias, niebla!


Algunas noches los grillos me dedican sus canciones monótonas.
Eso no pasa en todos los planetas.
La Tierra está llena de corazones rotos
y privilegiados:
Debe ser horrible estar deprimido y no tener una atmósfera
con nubes azul violeta por la noche.




Iván Palacios Ocaña.  Estudia Lengua y Literaturas Hispánicas en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. En 2015 asistió a un taller de creación literaria para jóvenes de la Fundación para las Letras Mexicanas en Xalapa. Fue ganador del segundo premio de Poesía del Concurso 47 de Punto de partida.