Concurso 47 / No. 198

Poemas para tirarse al sol

Facultad de Filosofía y Letras-UNAM



Haiku

No conozco el nombre de las nubes,
pero me gusta verlas pasar
de blanco
            por el aire azul—
                        rosa
                          amarillo
                     violeta:
“El tiempo es color”
        —dice la tarde.




De mi extraño amor por las cucarachas

Aplasté su paseo nocturno:
sólo quedó una mancha amarilla
entristeciendo el suelo.
Amaneció sin cucarachas que vinieran a llorar:
estábamos igualmente solos en la cocina.




Homenaje a Ernesto Cardenal por sus 90 años

Una vez vi a Ernesto Cardenal leer en Bellas Artes:
el poeta parecía una nube
con forma de santo.
Recuerdo algunas cosas que dijo: “La gravedad es amor,
ningún átomo quiere estar solo”
y también: “me vale verga la muerte”.
Se veía cansado, no lo saludé, tampoco quise acercarme;
pensé que si la materia es eterna, en algunos años,
cuando la tierra se desbarate
(porque el sol será una estrella demente y homicida)
nuestros átomos orbitarán el mismo núcleo,
o seremos la misma luz
—y así con todo.




C/2012-s1 (Satellite of love)

                                                    

                                                                   Tal vez toda el agua del mar vino de los cometas
                                                                   (Alguna teoría)



Sería el cometa del siglo;
a un millón 200 mil kilómetros,
brillaría más que las mujeres al sol
de cualquier verano.

Todos se veían emocionados,
en especial los niños y científicos del documental;
sabían que un cometa es algo para sentirse orgulloso y agradecido
con el sistema solar
(a Lou Reed le gustaba ver cuerpos celestes por televisión
le recordaban el amor:

tal vez porque ambos te hacen tocar el cielo,
tal vez porque el color y simetría de las bañistas
empezó a formarse en el agua de cometas así,
hace 4 millones de años —de ahí la fugacidad
de sus tobillos
y la estela que dejan a su paso).

Sería el cometa del siglo,
(una playa de helio entre las nubes)
a un millón 200 mil kilómetros.
Visible en todas las ventanas.

Pero se evaporó
igual que Lou Reed
la realidad tiende a desaparecer.




Eran las 9 o 10
de una mañana cualquiera.
Mi cama se sentía extraño,
pero desperté feliz:
también tú
seguías desnuda.




Poema para una esquina

Aquí, había un árbol:
mi cabello hoy crece en su homenaje,
las plantas de mi casa, las uñas,
—todo:
el universo se expande en tu nombre.




Poemas para grafitear

1. Día de las madres
Que me lo devuelvan
aunque sea en pedazos
Que me lo devuelvan
aunque sea con gusanos

2. Noche en Ciudad Juárez
Desde aquí las estrellas
parecen tumbas.

3. A los jardines del palacio de gobierno
Esta primavera también la disfruta el dictador
pero son nuestros muertos
los que florecen.

4. Fotos
¿Será por la gelatina de plata en blanco y negro
o por los niños enterrados?
Sólo sé que las fotos de la Guerra Civil Española son grises.
Ochenta años después (gracias a Sony) sabemos que el hd
es igual de oscuro.




E. A.

Aunque te embriagaste,
el taxista hizo de ésta, una noche equivocada.
Las calles te parecieron más largas que la madrugada:
Estabas ensangrentado y nadie te quería recoger.
Antes de las cinco,
hubo un efecto extraño en tu piel morada:
esos ruidos
y el color de la mañana
eran el fondo perfecto
para un hombre derrotado.
Te imagino hinchado a orilla de carretera:
un hombre perdido
frente al día que se mueve.




Miley y el mar

A finales de octubre soñé que Miley Cyrus me decía el secreto del pop:
es como tener infinitos amantes
y a cada uno amarlo
como si fuera el único.

Las pasadas vacaciones
al ver cuánta gente cabe en el mar
y lo feliz que son todos
pensé que Miley también me había descrito el mar:

la playa es un ser con infinito número
de amantes, y a cada uno lo ama
como si fuera el único.

(También por eso se mueve
como si alguien lo estuviera soñando)




Miley & her dead petz (Bajo la tierra de mi jardín hay
un río del que nadie regresa)

Cuando Floyd murió, empezó a parecerse a muchas criaturas,
su cadáver era el de todos los perros:
como si Floyd hubiera sido el perro universal
o cada uno lo fuera.

La muerte de Floyd se extendió
a otros animales e insectos: cada criatura era mi mascota
y no las podía salvar.

La carne empaquetada de los supermercados
me hace llorar desde entonces




La belleza de todo lo creado

Están hablando de Televisa, el PRI
y otras formas de terror;
pero mientras hablan prefiero ver las nubes:
                su majestuosa lentitud.

También en Sonora y Tamaulipas se mueven maravillosas
e indiferentes.




Dos poemas para ronronear

1. (Poema con Palinuro)
Alrededor de un gato que duerme el mundo es blando.
Palinuro se estira
hasta tocar mi mano,
               suavemente.
“Aquí estaré cuando despiertes” le digo
Vuelve a dormir: sólo queda un murmuro que ronronea
y después silencio:
             La tarde es un gato que sueña.

2. (Casilda en la ventana)
Enmarcada por la noche
Casilda se recuesta en la ventana:
como los gatos de hace mil años
también escucha el delicado ballet de los astros
hasta que poco a poco
es un bulto pequeño
y tibio
que duerme bajo la luna
—como otra montaña
en el paisaje.




Iván Palacios Ocaña (Oaxaca, 1992). Estudia Letras en la UNAM. Fue becario del séptimo curso de creación literaria para jóvenes de la Fundación para las Letras Mexicanas. También asistió a los talleres de José Ángel Leyva y Fernando Lobo. Ha publicado en algunas revistas electrónicas.