LA CRÓNICA COMO ANTÍDOTO / No. 195


 

Por la señal de la peloncita

Tercer premio


Lauri García Dueñas


 

 

VIERNES 2 DE ENERO DE 2015

La gente dice: “Hay que cerrar círculos”. Y yo me pregunto: ¿Qué pasa si mi vida es un paralelogramo?


JUEVES 14 DE ENERO

¡Por la señal de la Santa Cruz! ¡Por la señal de la peloncita!, grita una muchacha joven, flaquísima, de zapatos mojados, sudadera con gorro y un bote de adhesivo pegado a la nariz en las escaleras de la estación Hidalgo. La gente se ríe.


LUNES 19 DE ENERO

Muchacha vendedora de chicles, de unos quince años,

platica con su mamá.

Ella: La que sufre siempre es la mujer.

La mamá: Si sabe trabajar, no.

Ella: Pero para tener un chamaco mocoso, ella es la que puja.

La mamá: Porque quiere.

Ella: Antes se daba más la infidelidad de los hombres, ahora también la de las mujeres, pero si a mí me engañan con una, yo con tres, y si me dejan con tres hijos, me voy con otro y que me haga tres más.

#escuchadoalpasar


LUNES 9 DE FEBRERO

En la barra de la cafetería de azulejos, tres hombres viejos conversan; primero, dos de ellos a señas, luego me doy cuenta de que sí hablan pero igual tienen un lenguaje en clave, sin sonido. El de la derecha lee el periódico, tranquilo. Pero los otros dos me resultan más llamativos. El de la izquierda tiene una camisa a cuadros y gorra negra, y el de en medio, un traje de gala verde, con boina verde también, barba y pelo largos y encanecidos. Su traje tiene medallas de una guerra invisible. Por un momento, estos dos juegan con papel periódico como si fueran globos con helio, y no entiendo. Los dos traen bolsas de plástico consigo, cuyo interior me inquieta. El de traje verde se acerca a uno de los empleados al que ha bautizado como Iván “El Terrible”. Iván le pregunta al viejito:

—¿Viene mañana?

—No sé si viva.

#viejitos


VIERNES 13 DE FEBRERO

Un muchacho guapo quejándose el viernes en la fonda: “Ella me mandó una imagen que decía: ‘Calma, Dios está escribiendo tu historia de amor’. Yo la llamé y le dije: ‘Neta, ¿crees que si Dios existe va a estar escribiendo?’”


MARTES 24 DE FEBRERO

Respondencias o pequeños milagros. Hoy salía de mis actividades habituales y me debatía entre a) comer pizza, b) comer en una fondita de cincuenta años de antigüedad donde hasta venden cerveza de raíz. Decidí comer en la fondita. Sobre el mostrador había un cd que decía “Mantras femeninos”. Me emocioné y pregunté cuánto costaba, aunque para mis adentros sabía que traía poco efectivo, pero volvería, me dije, por el cd. La mesera me explicó que el disco había sido puesto ahí por una clienta que dejó un mensaje claro: el disco sería regalado a una persona que verdaderamente se interesara en él y que luego lo reprodujera para otras personas.

—A mí me interesa verdaderamente, ¿me lo van a regalar? —dije con una sonrisa larguísima.

—Sí —dijo, y me lo dio.

Salí del local, no cabía en mi alegría; y luego me dirigí al Metrobús, mi tos horrible me acompañaba, algunas personas me veían asustadas porque en verdad es muy fea mi tos. Una señora se me acercó y me aconsejó: “Esta noche póngase Vick vaporub en las plantas de los pies, funciona y es muy barato. Yo acabo de salir de ésa”. Me vio con ternura y yo le agradecí.

Voy a poner mi disco de mantras femeninos. Sé que hay una energía que cuida a las mujeres como yo y que, aunque no la veamos —confundida como está por el trajín del mundo cruel—, existe y se aparece muchas veces en forma de otras mujeres, hombres, niños o viejitos. Y luego me pondré Vick vaporub en los pies antes de dormir. Y mañana amaneceré mejor.


MARTES 3 DE MARZO

Dos muchachos jóvenes platican en el metro:

Muchacho uno: Yo tengo un amigo desde la primaria, él tiene mucho dinero pero no por las buenas, ¿eh? Tiene dos coches y dos camionetas y rentó un local para que su mamá pusiera un restaurante. Imagínate: ¡Tiene un restaurante para su vieja!

Muchacho dos: (Lo mira y no dice nada.)

Muchacho uno: Yo voy a seguir siendo su amigo hasta que…

Muchacho dos: (Lo mira, inquisitivo, en silencio.)

Se bajan.


JUEVES 5 DE MARZO

Dos muchachas platican en el baño, primero en los excusados y luego frente al espejo:

Muchacha 1: Estoy desarrollando sentimientos hacia él que no puedo controlar, entonces, ya no…

Muchacha 2: Si dices que no te puede dar lo que necesitas que te den (usa tono cachondo)…

Muchacha 1: Lo dices de manera que suena evidente… Pero sigue viendo a su ex novia y se hablan, yo sé…

Muchacha 2: Que te quiere.

Muchacha 1 (dubitativa): Me quiere, pero quiere más a su ex. Obviamente.


LUNES 9 DE MARZO

Imagen 1: En plena avenida, un hombre a solas, de espaldas a la calle, se da de puños contra el aire, a lo Travis en Taxi Driver. Su semblante es lo suficientemente serio como para dudar de su enemigo invisible.

Imagen 2: Una niña va caminando de la mano de su mamá, de pronto se detiene, levanta la mirada y le dice adiós al cielo, volteo a ver y no hay nada.

Conclusión: Lo invisible existe en esta ciudad.


MARTES 24 DE MARZO

a) Una mujer a quien le falta una pierna y lleva muletas juega con su beba de un año, la desliza por los pasamanos del metro. No hay torpeza ni pesar, la niña vuela por los aires de la mano de su madre y se ríe a carcajadas. Luego caminan a la par y se dirigen al andén.

b) Un muchacho alto y con sobrepeso corre con esfuerzo por las escaleras del metro Polanco. Las escaleras están pintadas de blanco y negro y, según la velocidad de quien las pisa, puede escucharse el sonido de un piano. El muchacho sube a toda velocidad al menos cincuenta escalones, su cara está desfigurada por la contentura de hacer vibrar con sus pisadas el piano escalonado; cuando asciende, sudoroso, vuelve a empezar. La primavera se amotina, como un mantra...


JUEVES 26 DE MARZO

Dos chicas de secundaria platican:

Muchacha 1: Entonces, yo le pregunté que si lo que supuestamente él había sentido se quitaba de la noche a la mañana, que tal vez él había estado fingiendo, que si todo había sido mentira…

Muchacha 2: ¿Y él qué te dijo?

Muchacha 1: Que fue verdadero, que por eso estaba así y no había hecho otra cosa. Que por favor no me lastimara a mí misma. Pero yo le dije que más de lo que él me había lastimado, yo misma no podía hacerlo.

Y doblaron la esquina.


DOMINGO 5 DE ABRIL

Domingo de resurrección. Una muchacha extranjera se sube al autobús de Reforma en el que tienes que pagar cuatro pesos en monedas exactas. Pero no tiene cambio. Se dirige al conductor del autobús:

—No tengo monedas pero te puedo pagar con esto (le ofrece su algodón de azúcar rosa).

—No es necesario —responde el conductor y la invita a pasar gratis.


LUNES 6 DE ABRIL

Curandero le hace propaganda a sus hierbas por el altavoz en la Ribera de San Cosme; revuelve sus pócimas y su mesa de trabajo: “Ayer me dijeron que sólo la gente ignorante, los indígenas, son los que se curan con hierbas. Y yo les respondí que la mujer indígena tiene veinte hijos y sigue con su cuerpo bonito gracias a las hierbas, pero la mujer moderna tiene uno y queda hinchada como si tuviera otro adentro.”


MIÉRCOLES 8 DE ABRIL

1:40 p.m. En la esquina del callejón de Mesones hay tres teporochos. Una de ellos es joven, delgada, inquietante, se ha quedado dormida debajo de la estación de bicicletas con la mochila a cuestas. El sonido de la campana del camión de la basura la despierta y se sienta repentinamente como impulsada por un resorte invisible.

—Copias —se dirige a uno de los borrachines que arregla unas tortillas como un mazo de cartas —, ¿tienes algo que me des de comer?

—Sí —responde muy amable Copias. —Tengo espagueti.

—¿Me das un poco? —pide ella sin incorporarse.

—Te doy todo el plato —dice él mientras le sonríe.


MIÉRCOLES 15 DE ABRIL

En la estación Hidalgo, una mujer enflaquecida, en trance, despotrica contra el gobierno. Todos pasan a su lado sin seguir su arenga: “Los políticos están unidos, frente a las cámaras se pelean pero detrás no, la familia de Mancera tiene tratos con la de Calderón, pero eso lo hacen en lo oscurito. Los mexicanos no nos damos cuenta, por eso yo vengo aquí, nos vemos el jueves.” Los ojos de la mujer están volados, ausentes. Todos pasan sin verla ni escucharla.


LUNES 28 DE ABRIL

En la tarde, me senté frente a unas fuentes en la colonia Condesa, una de las zonas más exclusivas de la capital de México. Estaba viendo subir y bajar los chorritos de agua. Llegó un muchacho con una bolsa de plástico, adentro una cerveza.

—¿Me puedo sentar aquí? —dice señalando la fuente.

Volteo a verlo y me doy cuenta de que me habla a mí, pero yo no soy quién para darle permiso a la gente para que use el espacio público.

—Claro que puede —le digo.

—Es que vengo de Oaxaca, bueno, del pueblo.

(Le sonrío.)

—Disculpe, ¿no cree que estas fuentes deberían estar más llenas?

(Veo las fuentes y, sí, están bajas.)

—Tiene razón, están pachitas.

(Se ríe.)

—Con todo respeto, no sé si usted haya ido a algún hotel, pero ahí las fuentes están llenas.

(Me río.)

—Esa de allá está mejor —dice, señalando la única fuente que se mantiene llena.

(Asiento, me sonrío y empiezo a despedirme.)

—Que la pase bien en la ciudad.

(Asiente, contento.)

—Vengo a buscar trabajo en la construcción, es que vengo del pueblo…

—Mucha suerte…

(Me voy pensando en que no quiero que nada malo le pase al muchacho que acaba de venir del pueblo a la gran ciudad.)


DOMINGO 5 DE JULIO

La niña que compró un mazapán

Ayer vi a una niña que me recordó a mí cuando yo tenía su edad. Unos diez años. Tenía el pelo de honguito hasta las orejas, lentes e iba acompañada por un chihuahua sin collar y con las orejas más grandes de lo normal. Ella y el chihuahua estaban parados afuera de la panadería esperando a su mamá, bien quietos y bien portados. Ella tenía los ojos bien abiertos (mirada periférica) y esperaba. De pronto, aparecieron dos niños indígenas, de los que te dan un papelito que casi nadie agarra y venden mazapanes. Ella, presta, sacó de su pantalón rosa una moneda y compró un mazapán, los niños indígenas se fueron rápido. En eso salió la mamá de la panadería, una mamá que de lejos se notaba que era regañona, y la niña de lentes y mirada periférica, presta, escondió el mazapán y el papelito en el hueco de su mano. Se fue caminando detrás de la mamá enojada, acompañada por su perro su chihuahua y su mazapán secreto.



Lauri García Dueñas. Poeta, escritora y periodista. Su información biobibliográfica se puede consultar en el dossier de poesía salvadoreña incluido en el presente número.