POESÍA DE ISRAEL/No. 182

 
Un viaje hacia el interior


Tal Nitzán
 

 

 

Los poetas hebreos publicados en esta selección pertenecen al grupo conocido como “la generación intermedia”, integrado por autores que si bien no se han consolidado aún como íconos —estatus del cual algunos de ellos reniegan—, ya han logrado reconocimiento y gozan de cierta influencia, principalmente en el ámbito de la poesía aunque también en campos aledaños como la traducción, la edición, la investigación o el performance. Este estatus —por un lado “no venerable” y por el otro “no joven” en el sentido que implica lucha, rebelión y quiebre— les otorga cierta libertad poética, tanto en lo temático como en lo estilístico.

En cuanto al tono y al planteamiento, la suya es, en general, una poesía desapegada de lo épico o lo sublime; que renuncia a lo cerebral, a la excesiva sofisticación, al experimentalismo per se o a los juegos de la ironía, y que opta por un discurso intimista, personal, cálido, muchas veces dirigido a una segunda persona, a un “tú”. La vivencia emotiva es tanto el punto de partida como el hábitat de esta obra poética. Así, es posible discernir algunos de sus principales ejes temáticos: un tratamiento intensivo de lo biográfico, lo familiar, lo doméstico: amor, (p)maternidad, acercamientos y separaciones. Son poemas en los que se regresa a lo interior, que parten en una travesía de búsqueda emocional. Tratan acerca de familias quebradas o alternativas (cabe destacar que entre los poetas seleccionados en esta muestra hay dos parejas: Alex Ben-Ari y Orit Gidali por un lado, y Anat Levin y Adí Assís por el otro, que no pocas veces han escrito acerca de los mismos sucesos, con ópticas y tratamientos estilísticos diferenciados), o son textos hacia y acerca de los padres y los hijos, los existentes y aquellos que no han nacido aún, los deseados.*

Rafi Weichert ha escrito un ciclo completo de poemas en el que cierra cuentas con su padre, y dos de sus libros se ocupan en forma exclusiva de su hija. Anat Levin dedicó su último poemario a su madre, en un tono que refleja identificación y piedad. Niño, reciente publicación de Adí Assís, se dirige a un hijo ansiado, al que sin embargo no logra concebir. En cambio, Anat Zecharya escribe “no me hagas un niño” en uno de sus poemas. “El niño no entiende”, dice Yuval Paz tanto desde la visión del niño como desde la de su padre. “Nadie me ama como mi padre”, escribe Alex Ben- Ari. “No sé responderte casi a nada, hijo” dice Orit Gidali —quien trata profusamente el tema de la maternidad—. El cuarto libro de Lyor Shternberg, En la cálida luz, transcurre en la brecha abierta entre las vivencias de una infancia dura y la reparadora alegría que le produce el nacimiento de su hija. El primer libro de quien esto firma, titulado —no por azar— Doméstica (2002), constituye un punto de inflexión al ser uno de los primeros que trataron estos temas como motivos poéticos centrales, otorgándoles legitimidad.

En lo que se refiere a la forma, el lenguaje empleado en los poemas suele ser coloquial, creíble y carente de adornos retóricos. Sus metáforas son moderadas, extraídas de una realidad cercana y reconocible. Se percibe, en gran parte, el abandono de los distintos moldes de la rima y la métrica sin renunciar a una musicalidad libre y natural.

Los poetas antologados en esta muestra son plenamente conscientes del posmodernismo y de los movimientos post que lo sucedieron; de todos los cambios, revueltas y quiebres esenciales que siguen produciéndose en la poesía. Incluso muchos fueron parte activa en estas transformaciones. Su elección —una poesía lírica que se ocupa de temas aparentemente tradicionales— es, en ese sentido, una elección arriesgada y concienzuda.


Traducción de Gerardo Lewin

 


* Los alcances de esta muestra impiden, por supuesto, extenderse sobre el panorama completo: es importante destacar que en el seno de este grupo se ha escrito también poesía de denuncia política y social, no incluida en esta selección. (Nota de la antóloga.)