EDITORIAL/No. 182



Punto de partida dedica anualmente su número de fin de año a la producción literaria del país invitado a la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, esta vez Israel. He de decir que no fue fácil establecer los contactos para armar el dossier que hoy publicamos, y en este camino debo agradecer a Ruth Fine, de la Universidad Hebrea de Jerusalén, así como a Rosa Beltrán y Vicente Quirarte, quienes tendieron las redes hasta hacerme contactar con la poeta Tal Nitzán, antóloga de esta muestra de poesía, y con Florinda F. Goldberg; y a Jorge Posada y Ezequiel Zaidenwerg, que abrieron la ruta hasta el traductor Gerardo Lewin.

El número abre, en el Árbol Genealógico, con la obra de dos autoras: el cuento “Supervivencia del más apto”, de la narradora mexicana Rosa Beltrán, quien borda con ácida crudeza un retrato de la perversión: por un lado, el sadismo de un marido disfrazado de buena acción; por otro, la rendición aparente de su próxima viuda. En la misma sección hemos incluido un grupo de poemas de la israelí Tal Nitzán, entre ellos un fragmento de “En qué país”, notable manera de expresar la confusión en la pertenencia.

Como antóloga del dossier de poesía de Israel que presentamos, Nitzán ha seleccionado a diez poetas que integran la llamada “generación intermedia”: no son todavía autores “consagrados” pero cuentan ya con reconocimiento y ejercen una cierta influencia en el campo de la literatura. Todos han escrito, en su momento, en una tónica más de denuncia social, pero se han decantado por una apuesta a un “discurso intimista, personal, cálido”: una poesía que parte de la vivencia emotiva, modera el tono y abreva, sin aspavientos, de lo biográfico; una poesía que se acerca más al bálsamo que a la revuelta. Nitzán optó también por ampliar el rango de edad de los poetas incluidos (1964-1976) en aras de mostrar una afinidad temática y formal que los ubica a unos y otros como miembros de una misma generación.

El dossier de poesía se complementa con un ensayo de Raquel Castro acerca de Ephraim Kishon, autor israelí poco conocido en nuestro país, cuya obra emparenta con la de Jorge Ibargüengoitia. El número incluye también colaboraciones de Orlando Mazeyra, Víctor Cabrera y Rodrigo Martínez.

La parte gráfica de esta publicación presenta reproducciones en blanco y negro de obra de la artista visual israelí Michal Geva. Se trata de una serie de pinturas que reinterpretan la arquitectura de su país a partir de una premisa: la arquitectura es válida y existente; en cambio, los cimientos no lo son. Sus edificaciones, suspendidas en el aire, carentes de un eje horizontal que las ubique espacialmente, son una visión perturbadora de la realidad, “un montaje para un mundo que el ojo no percibe”, según Geva.

Sirva esta pequeña muestra de la obra poética y plástica de Israel como un atisbo a un mundo que nuestros ojos difícilmente perciben.

Carmina Estrada