DIEZ POETAS DE GUERRERO/No. 173


 

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Acapulco, 1971



Amílcar Barca

Me senté a la orilla del río
a ver pasar los cadáveres de mis enemigos.

         Vi pasar una bacía de barbero, dos
         barquitos de papel, una chinampa
         con el nombre Dido de Tiro, cuatro
         cardúmenes de vidrio, las escamas
         veladas de una película casera, tinta
         goteando en agua negra, el corazón
         carbonizado de Penélope con un reca-
         dito en alambre de púas:
                                      hoy salgo a las 8

Me senté a la orilla del río
a ver pasar los cadáveres de mis enemigos.

         Los cadáveres de mis enemigos
         desposaban a mi ex seducían a
         mi marido cortejaban a mis hijas me
         daban como dote
         una caja de whisky de rebaja en un outlet

Me senté a la orilla del río
a ver pasar los cadáveres de mis enemigos.

         El río era un óleo sobre tela
         y un detector de metales
         y el ano blanqueado de Lady Guaguancó
         y una flecha montada en once sílabas
         y tú saliendo del baño para entrar en una guerra
         y las cenizas de mamá en una cajita de falso mármol rosa
         y el largo de la lengua fluyendo hasta la asfixia tras el fonema el bulbo la
                    vulva el clítoris de una intemperie

Me senté a la orilla del río
a ver pasar los cadáveres de mis enemigos.

         Ergonómicamente
         En flor de loto
         Sin albur
         Con las patotas sobre el escritorio
         Junto a un six
         En una butaca del cinema Río 70
         En actitud de modesta señorita con las piernas cruzadas

Me senté a la orilla del río
a ver pasar los cadáveres de mis enemigos.

         Olor a fibra óptica en el fuego
         Retenes de vómito tatuados en el limo
         Orfeo bajando a un Hades de esternón con una música segueta circular
         La descomposición: sabiduría en nave corsaria
         Un autógrafo se borra con un chorrito de cloro

Me senté a la orilla del río
a ver pasar los cadáveres
de mis enemigos. Pero
el río era muy ancho;
pasaron por la otra ribera.

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Letter of leather


Vegetariano —rumiante
casi— evoluciona
hacia la carne. Muda
su piel en pieles, su
traje sastre en leather / límbica
intimidad
del cuero negro —flashes
encurtidos. Azote del hambre, azote
de vocal la cremallera de-
lictuosa, azotes
fuera de la zona: el sado-
misticismo de un
bebé
cuando muerde y babea
de su hembra el pezón
hasta hacerlo
sangrar.
Bestia de donde mana la
coherencia. Balbuceo.
Bisel
de labio
dormido deslizándose de especie.

Julián Herbet. Es autor de los poemarios El nombre de esta casa (Conaculta, 1999), La resistencia (Filodecaballos, 2003), Kubla khan (Conaculta/Era, 2005) y Pastilla camaleón (Bonobos, 2009); de las novelas Un mundo infiel (Joaquín Mortiz, 2004) y Canción de tumba (RHM, 2011); del libro de cuentos Cocaína (manual de usuario) (UDG/Almuzara, 2006), y del volumen de ensayos Caníbal. Apuntes sobre poesía mexicana reciente (Bonobos, 2010). Sus textos se han recogido en diversas compilaciones. Fundó en 2009 el colectivo de arte interdisciplinario Taller de la Caballeriza, con el que publicó a través de www.youtube.com la colección de videopoemas Depósito salvado (2009-2010). Obtuvo el Premio Nacional de Literatura Gilberto Owen 2003, la Presea Manuel Acuña 2004, el Premio Nacional de Cuento Juan José Arreola 2006 y el Premio Nacional de Cuento Agustín Yáñez 2008. Es miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte.