No. 173/EDITORIAL


 

Punto de partida presenta esta vez una muestra de la poesía del estado de Guerrero preparada por el poeta Antonio Salinas. La selección incluye el trabajo de diez autores nacidos en un lapso de trece años. El mayor, Jesús Bartolo, en 1970; el menor, Abraham Truxillo, en 1983. Trece años que abarcan a un grupo de voces representativas de la poesía actual del estado. Sorprende encontrar acá nombres como el de Julián Herbert, que es incluso miembro del Sistema Nacional de Creadores, junto a otros de carrera literaria incipiente, hecho justificado en atención a que Herbert es un referente obligado en la producción literaria de la generación.

El número abre, en el Árbol Genealógico, con poemas de dos autores que podrían considerarse los padres de esta generación, dos escritores herederos de tradiciones distintas pero cuya presencia ha permeado en mayor o menor medida el trabajo de los antologados: Ángel Carlos Sánchez —“Mi poesía ha sido casi metafísica, rayando en las matemáticas y los agujeros negros de las galaxias”— y Jeremías Marquines, quien, a decir de Salinas, “transita con pulso de orfebre por el verso de largo aliento […] con depurado tono metafórico, afortunado en símbolos y en imágenes”. Quiero destacar que Marquines es incluido por segunda vez en esta revista como padrino de una generación, ya que lo estuvo antes en la muestra de poesía de Tabasco —estado del que es oriundo aunque reside hace más de una década en Acapulco— preparada por Álvaro Solís.

En su presentación, Salinas ubica a estos diez poetas como ejecutores de la ruptura con la tradición poética imperante en el estado hasta la década de los noventa, una tradición conservadora que se mantiene en contrapunto al trabajo de los poetas seleccionados aquí. La mayoría cuenta ya con carreras reconocidas dentro y fuera de su estado y Salinas los ubica como antecedente de la nueva camada poética guerrerense, de cuyos miembros da también cuenta en su texto, y cuya obra bien valdría la pena reseñar en otra entrega.

En cuanto a la parte gráfica, contamos con reproducciones en blanco y negro del trabajo plástico de la artista visual acapulqueña Sol Natividad Núñez, a quien agradecemos su participación. Completa el número la crítica de Rodrigo Martínez a la película La locura de Almayer, de la cineasta belga Chantal Akerman.

Para cerrar este comentario, unos versos de Ángel Carlos Sánchez que son, a mi en-tender, aliento de esta selección: “Lo importante es que el poema / tendrá en algunos lados agujeros suficientes, / no para admitir por ellos /el flujo de la luz o la belleza / sino para que permita ver /cómo hasta la palabra más reseca / es capaz de mostrarnos el mundo.

Carmina Estrada