POESÍA/No. 168


 

Invernadero / Cuarto oscuro



Luis Fernando Lugo Torres

universidad autónoma metropolitana-xochimilco

 

Invernadero


Invernadero

Mis padres son plantas carnívoras
que persiguen moscas.
Mi madre, encerrada en su cuarto,
disfraza sus lágrimas de goteras.
Mi padre, en su estudio,
deshoja libros en busca del silencio.
Mis hermanos y yo
somos plantas de sombra,
pero hay espinas en nuestro cuerpo;
golpeamos los cristales,
nos hacemos de puños rotos,
queremos derribar el tiempo
que se nos pone enfrente,
disolver su reflejo,
hacerle una grieta.



Abuelo

                                                                a Darío Lugo

Tu cuerpo dejó de crecer:
terminó siendo la medida que el ataúd puso;
mientras te velábamos,
la caja abierta dejó pasar algo de aire.

Todos respirábamos excepto tú:
las plantas respiraban en silencio,
vivíamos de tus horas muertas.

Te vi, me faltó aire,
siempre me falta aire cuando alguien se va.

Supe tu muerte
al ver la oscuridad del ataúd,
y entendí que al cerrarse
comenzarías a respirar de nosotros.



Costumbres


En mi familia nos cerramos los párpados unos a otros.
Mi madre bajó los de mi abuelo:
difuminó con sus dedos una sombra,
en sus yemas surgió una mancha
que la hizo sentir sucia.
Mi hermano bajó los de su hijo:
mientras él ataba la agujeta de su zapato,
el pequeño se ahorcaba
con el cordón umbilical.
Mi padre cerró los de su hermana:
con su mano derecha
desconectó el oxigeno,
y ahora siente que la asfixia
lo invade por las noches.
Yo le cerré los ojos a un amigo:
golpeé su ataúd, no se defendió,
no puso resistencia,
y era mi cuerpo y no el suyo
el que estaba adentro,
eran mis párpados que, aún ahora,
siguen sintiendo sus puños.



Asma

                                                       Un aire, un aire, un aire
,
                                                       un aire,
                                                       un aire nuevo:
                                                       no para respirarlo
                                                       sino para vivirlo.
                                                                    Gonzalo Rojas

1
Nací en un hueco de aire,
mi madre me arrojó de entre sus piernas.
Llegué morado al mundo,
mi padre colgó su bata en la puerta
para que no entrara mi muerte.

Me llevaron a una incubadora,
viví dentro de un globo transparente,
un aire artificial alimentaba
el hambre de mi aliento.

Nací precipitado:
pasé del cementerio al hospital.


2
Juego a la muerte.
Dentro de la cajuela del Tsuru de mi padre
siento la desesperación de lo incompleto.
Cierro los ojos, dejo que un auto en marcha
decida mi destino.


3
Tardo en acostumbrarme a lo que duele.
Llego tarde, siempre he llegado tarde.

Presiento que llegué tarde
a la repartición del aliento.


4
Mi madre me dejó los cigarros en la boca,
me enseñó a hacer sonrisas con el humo.

Mi padre me tradujo el asma de Gonzalo Rojas,
a un idioma entendible; me leyó su conjuro,
los féretros que exhuma de la tierra.

Mi voz se hizo a pedazos, a cuentagotas de aire.
Si hablo grave es por la uña
que tengo enterrada en la garganta.


5
Nada cura el asma con que uno nace.


6
Escribí “asfixia” sobre un árbol.
Luego tracé mi nombre
sobre todos los árboles caídos:
los arboles que sirven para hacer ataúdes.


7
Sostuve un globo desinflado:
ésa fue mi comedia humana.



Árbol


1
Me recuesto en la sombra del árbol
como sobre una manta de frutos mordidos.
Entrecierro los ojos y dejo pasar algo de vida.
Veo nubes con agujeros, fragmentos de personas,
rincones mordisqueados.
Mis recuerdos se estrellan en cada nube,
en cada hombre, en cada cosa incompleta.
Mis recuerdos son la mitad de un fruto masticado.
Entrecierro los ojos para no ver la oscuridad.
Intento no salirme del pedazo mordido que soy.


2
El árbol empieza a estorbar nuestro camino.
Aquí está su fotografía,
rómpela si quieres
pero escucharás
el ruido de la caída.


3
“El poeta es un pájaro que sólo canta afinado en las ramas de su árbol genealógico.” Jean Cocteau


4
Un pájaro sostenido en una rama,
un hombre al borde de su cama,
el equilibrio los rodea,
los arrulla.

El hombre cae y rompe el sueño,
el ave vuela y lo busca.



Calendario


Los días son un alambre
hecho de manecillas.
El tiempo es una cerca
que lo cubre todo;
las horas son púas que nos hieren:
me oxido con la flor.



Fotosíntesis


Arranco los pétalos para saber quién me quiere.
Desnudo una respuesta que me instruye.
Deshojo margaritas y un ámbar me protege.
Me he acabado un jardín y aún sigo escuchando
la misma respuesta sobre Dios.



Cuarto oscuro


Cuarto oscuro

Bajo el agua, mi fotografía:
una imagen ahogada.

Bajo el agua, mi retrato:
un papel blanco sin color.

Escurro palabras bajo el agua,
hablo sin ser escuchado.

Pido auxilio.
Pido perdón.

Bajo el agua nacen las asfixias
que bautizan nuestra imagen.



Pozo

Espero verte en el mismo pozo
donde una vez te encontré:
angustias y dedos fríos
tocaban tu corazón
allá abajo.

(Y en medio del camino, la cuerda
que utilizaste como anillo al cuello).

Espero verte en el mismo pozo
donde una vez te encontré;
donde una vez
intenté salvarte.



Fotografía

No miento cuando digo
que las cosas mudas
nos quieren decir algo,
que nos hacen oír voces.



Emerjamos

Por ahora
somos como una respiración
boca a boca
en el fondo del mar.



Instantáneas del parque

1
Bote de basura
Aquí las plantas crecen pero crecen muertas.


2
Vagabundo
Prisionero de las resbaladillas,
su condena es subir y bajar eternamente,
y perder la memoria
mientras su barba crece en el tiempo.


3
Payaso
Los niños lo rodean.
Del maquillaje del rostro escurre
una lágrima de colores que cae
con un peso tan fuerte
que hace temblar al niño gordo
del sube-y-baja.



Sombra

Yace el cuerpo de un albino.
          En el suelo la gente lo rodea:
señala al sol como el culpable. 

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Luis Fernando Lugo Torres (Ciudad de México, 1985). Ha participado en diversos talleres de poesía impartidos por Antonio Deltoro, David Huerta y Aurelio Asiain. Ha sido becario del programa “El Bosque sin Senderos” del Centro de las Artes de San Agustín, Oaxaca. Becario del proyecto “Letras a la obra” del Centro de lectura Condesa. Actualmente es Becario del programa Jóvenes Creadores del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes.